
De camino a una cafetería, Dennis García (Tenerife, 22 años) y un servidor andamos por las calles en las que se rodaron algunas de las escenas de su primer cortometraje Selfish (2014). Hablamos de los últimos estrenos, de su experiencia en Barcelona donde asistió a un curso sobre cine, de las limitaciones culturales y del audiovisual a las que se enfrenta Canarias, y de la importancia de la formación en el cine. Es enero, y aunque el invierno está siendo cálido en las islas, por las calles de La Laguna el frío araña la piel cuando cae la noche.
Tras estudiar un ciclo superior de Producción Audiovisual en La Guancha (Tenerife), ha presentado y dirigido dos cortometrajes que están siendo aplaudidos dentro y fuera del archipiélago de Las Afortunadas. Su primer corto, Selfish, ya ha recopilado ocho premios entre los que destacan el premio al Mejor Cortometraje Canario 2014 en el Festival de Gáldar o el premio al mejor corto de la pasada edición del festival estadounidense Short Film at Sene Film, Music & Arts Festival. Por otro lado, Infame (2015) puede correr la misma suerte tras haber sido galardonado nuevamente con el Premio de Distribución Internacional en el III FIC de Gáldar en Gran Canaria. El éxito que está aupando a este joven realizador canario solo se ve reforzado por la gran evolución que ha demostrado en su segundo cortometraje, el cual nos mantiene muy expectantes por seguir su trayectoria a través de sus próximos proyectos.
No suele ser habitual que un primer cortometraje llegue a cosechar tantos éxitos como lo está haciendo Selfish, sin embargo, parece que Infame puede correr la misma fortuna. ¿Cómo ha sido el proceso de creación en cada uno de los cortometrajes?
La verdad es que Selfish lo hicimos el director de fotografía y yo. Me pasó un cartel del festival La Laguna Plató de Cine cuando ya habíamos estado trabajando haciendo bodas, videoclips, y me fui metiendo en ese mundo. Entonces me enseñó el cartel y nos lanzamos. Cuando pasaron tres meses empezamos a trabajar en ello con una idea que me vino a la mente. Con mi guionista, que es Gabi, viniendo de un trabajo de Las Palmas empezamos a pensar y la verdad es que surgió en ese momento. El está muy obsesionado con el tema de que las historias sean universales, y de no sesgarte y quedarte con una idea que solo sirva para un Festival en La Laguna, sino de aprovechar y ya que lo hacemos nos metemos a tope. La idea surgió entonces de un vídeo que hice yo deHappy, de Pharrell Williams en el que personas de todo el mundo participaban haciendo una versión de cada ciudad, y a mí se me había ocurrido hacer un efecto en el que hacíamos pasar a una persona de una pantalla a otra. Entonces hablando en el barco empezamos a pensar cómo aprovechar este recurso y surgió la idea de los viajes en el tiempo. Después de varias vueltas llegamos a la idea final de Selfish. Lo hicimos y nos lo pasamos súper bien, nos reímos un montón, y ahí estuvo la clave de este corto, que fue que lo disfrutamos muchísimo. Teníamos claro que si nos metíamos en esto era para darlo todo, no hacer mediocridades y la verdad es que después ha tenido buena repercusión. La verdad es que nunca pensamos que la peli se iba a quedar aquí, la idea era bastante buena, pero jamás pensamos que fuera a tener esa repercusión. La clave yo creo que fue el premio de Galdar (la distribución del corto durante un año), y gracias a eso tuvo toda la repercusión a nivel mundial. Nos lo han comprado un grupo de japoneses, ha funcionado en Estados Unidos, en Canadá…
Esto lo que te hace pensar no es que seas bueno ni nada, sino que algo bien estás haciendo, así que seguimos adelante con un impulso de ganas. Con el dinero que generóSelfish nadie cobró en esa época y reunimos todo para hacer otra cosa; de ahí surgeInfame. Cuando estaba estudiando en Barcelona nos mandaron por Navidad hacer una práctica que teníamos que traer hecha de tres minutos en silencio, entonces nosotros teníamos una idea de un rollo de género de terror. Entonces volví a hablar con Gabi que es el guionista y empezamos a darle vueltas a una historia para hacer la práctica. Cuando nos dimos cuenta de que la idea tenía sus posibilidades dijimos “que le follen a la práctica”, así hablando en plata, y vamos a hacer esto bien. Fui a Barcelona, no entregué nada y empecé a trabajar en la preproducción, empezamos a darle caña al guion… con la idea de meter tensión tensión tensión y un susto al final. Empezamos con eso, pero una vez que ya teníamos el susto decidimos que ya que lo suyo era meterle un mensaje, dar algo porque si no se quedaba en una forma pero vacía.
Al final le dimos tantas vueltas al tema del mensaje que sacamos 14 versiones, y el susto quedó descartado; de hecho los dos sustillos que hay por sonido son residuales de la primera versión que se quedaron ahí. Al final acabó siendo un thriller psicológico. Y bueno, acaba de empezar otra vez el tema de los festivales y tuvimos la suerte de volver a ganar en Gáldar que es el que va hacer que a partir de enero se vuelva a mover por otros festivales. A lo mejor no gusta tanto, a lo mejor sí, pero bueno, al menos sabes que se está moviendo y que tienes esa parte cubierta que es la gran clave. Quieras o no, lo que te da, aparte de la satisfacción personal y del querer seguir haciendo cosas, es una cierta credibilidad para abordar otros proyectos porque tienes algo que enseñar, y encima algo que ha sido reconocido.
Has mencionado una cosa muy importante a la hora de abordar Selfish y que de alguna forma puede extrapolarse a Infame, y es la búsqueda del universalismo. ¿Es importante buscar que tu película española, tu cinta canaria sea universal?
Yo creo que sí, que es una de las claves y sobre todo en las historias, que no tanto en las formas, aunque también porque el tema del inglés es una cuestión importante. En Selfishno había diálogo, lo único que teníamos era un texto y decidí ponerlo en inglés que no me costaba nada, lo subtitulas y ya está. Quieras o no te abre otras puertas. No es lo mismo que un inglés te vea hablando en canario subtitulado en su idioma, que guarda ese toque de aquí, pero yo creo que es algo de lo que puedes prescindir fácilmente porque ganas mucho más de lo que pierdes. Pero sobre todo la clave, más que en la forma es en la historia. Nosotros pudimos haber contado en Selfish una historia de aquí aprovechando que era un festival de La Laguna, pero luego verías que has invertido tu tiempo en una pieza con la que te lo has pasado bien pero que no va a poder salir de ahí. A mí la gente que dice ‘yo hago cine por mí, por mis historias y mis movidas’, yo les digo, vale, me parece genial, pero entonces lo ves tú. Yo creo que el cine está hecho para el público y por eso yo busco el punto medio entre lo comercial y lo de autor, por decirlo de alguna manera, que es lo que yo hago entre las formas, el medio y los mensajes. En lo universal está la clave, Selfish lo ven en La India y lo entienden. Si te lo puedes currar y hacer algo que llegue a todo el mundo, te aseguras que llegue aquí y al resto de públicos.
¿Se puede suprimir las características culturales de una sociedad para hablar de sus realidades desde el universalismo?
Yo creo que sí. Si quieres hablar de la corrupción, por lo que está viviendo España por ejemplo, la película no la tienes porqué ambientar en España –en la película de Bárcenas sí, porque justo quieres hablar de un hecho concreto-, puedo crear una historia en China o en un futuro, o incluso en el propio pasado, y al final el mensaje es el mismo: el ser humano tiende a corromperse cuando tiene poder… Lo bueno que tiene el cine es que da igual el marco, que lo que importa es lo que estás contando. Con respecto a esto, después de hacer Infame me di cuenta de que, ya sea en el pasado o en el futuro, lo que me gusta es crear de cero las reglas, inventármelas yo. El siguiente corto que estamos preparando va un poco de eso, de una sociedad futurista, y cuenta un problema actual, pero te permite criticar hacia dónde estamos yendo desde un punto de vista de a dónde podríamos llegar. Esto me permite tener mucha más libertad sobre la historia y conseguir que lo puedan entender en Estados Unidos, en Canadá o en donde sea. En el cine siempre se puede universalizar.
En Infame has dicho en ocasiones que trabajasteis la idea de la dualidad del éxito y el fracaso; sin embargo, se puede hacer otra lectura de la película referida a la violencia de género ¿lo buscasteis?
La verdad es que no lo habíamos visto, pero es otra forma de verlo. Lo que quería tratar era cómo el éxito, y el fracaso son la misma frecuencia, el mismo sentimiento, pero uno arriba y otro abajo. Pero sí es verdad que deriva un poco en violencia de género y puede ser éste uno de los motivos, como la falta de ego. Queríamos tratar un poco ese tema y cómo el ser humano en ciertos momentos se puede volver loco. La falta de ego, cuando te haces un poco mayor y empiezas a conocer gente, te das cuenta de que es el problema más grande que hay, la autodesvalorización, empezando por mí. Te das cuenta de cómo casi toda la felicidad se basa en la valoración externa. Es un tema que nos toca a todos.
Fotograma de Infame
En el guion se nota que está muy trabajada esa dualidad, pero también adquiere un protagonismo especial en la puesta en escena. ¿Cómo construyeron la imagen para que hablara por sí sola?
Tengo que admitir que el guion escrito en papel era muy bueno; tenía muchos flecos como la hora en el reloj. Pero luego también en el formato de la película –cuando estuve en Barcelona nos explicaron porqué se usan unos determinados formatos a nivel expresivo- cómo el corto trabajaba la dualidad, además de pedir que la iluminación reforzara la idea, pues me inventé un formato que es el 2×1, que tiene el doble de largo que de alto. Si yo con algún elemento de la escena trazo la mitad, se me queda el plano dividido en dos cuadrados exactos; nadie se va a dar cuenta, pero me da un recurso extra que me separa completamente el plano en dos espacios exactos.
Por otro lado, esta es la parte que más me gusta de la dirección, pese a que todavía no he tenido tiempo de poder manejar bien y sentirme cómodo en la dirección de actores. La elección de planos y el porqué, además de la puesta en escena, es el campo que más me gusta aunque me apoyo obviamente en el resto. El director de fotografía tiene también mucha idea de puesta en escena y demás. Pero por ejemplo, en la cama elegí líneas verticales que los separaran, como en la colcha, y el encuadre siempre muy centrado al estilo Wes Anderson que te deja esa dualidad.
Pero si soy sincero, se nos complicó la localización porque teníamos una casi que cerrada y ya había hecho el guion técnico en base a eso también. A falta de una semana o semana y media se nos cayó y tuvimos que buscar por AirBnb otra localización y la fuimos a ver, sacamos una par de fotos y como consecuencia tuvimos que cambiar todo el guion técnico. No nos ayudó nada, aunque estaba muy guay esa habitación arriba, el aspecto moderno, pero nos complicó; por ejemplo, el piano, aunque no se ve, está en la cocina. Hicimos maravillas para intentar aprovechar todo lo que nos permitiera reforzar esa dualidad. Lo bueno de la puesta en escena es que te ayuda y te permite inconscientemente a introducir ideas; esto es lo bonito del cine y lo que lo diferencia del teatro: yo te digo donde mirar y cómo tienes que mirarlo y te estoy metiendo información subliminal para que tú sientas una cosa o sientas otra. Es como la gente que hace música; tú escuchas a Mozart y sientes algo, pero no tienes ni idea de corcheas, semicorcheas o tal; en el cine es igual, el lenguaje audiovisual son las corcheas y la partitura que yo te escribo para que tu sientas una cosa u otra, pero que aunque tú no las entiendas las sientas igual.
Pese al resultado, aseguras que te sientes más cómodo en la comedia ¿fue mejor la experiencia de Selfish?
Muchísimo más. En Infame se generó en el equipo una sensación de insatisfacción con el corto, empezando por mí, porque la verdad es que tú lees el guion y tiene una cantidad de detalles que no conseguimos plasmar en la película. Por ejemplo, el elemento homicida es la botella que está continuamente en escena; sin embargo, cuando él está de pie junto a la víctima me olvidé de poner un plano de la botella agarrada en la mano, entonces claro, el efecto contrapunto de estar enseñándola todo el rato y al final cuando la mata no aparece, fue un fallo, y me dio rabia porque lo había trabajado tanto a nivel de guion… Hay muchos detalles que en el guion estaban muy bien trabajados y que luego no llegamos a plasmarlos, pero bueno es el segundo corto y aprendí muchísimo de estos errores. Yo creo que si no te equivocas no vas a aprender nunca. A raíz de mi fallo en la dirección me dio pena porque el guionista nunca llegó a quedarse contento.
Aparte, me siento mucho más cómodo en la comedia porque, a nivel de experiencia personal, si estás tratando un tema chungo se genera una atmósfera chunga. Yo pensaba que tras cortar el plano se acababa, pero no, y se creó una energía negativa que arrastró todo el proyecto. Todo lo contrario a la comedia en la que cortas el plano y te vuelves a reír. Te sirve tanto como experiencia personal que casi es más que el propio corto; sales con unos amigos… Yo en Infame salí con más enemigos que amigos y en Selfish fue amor absoluto.
Una de las cosas más sorprendentes de tus dos proyectos es la enorme evolución que hay entre Selfish e Infame.
La diferencia yo creo que fue la clase audiovisual de Barcelona. Selfish fue intuitivo, vale sí estudié en La Guancha que fue la base de todo y me aportó algunas cosas, pero el corto fue muy intuitivo. Pero claro, Infame fueron meses y meses de preparación, y se nota que está más pulido por todo lo que hablábamos de la puesta en escena, las líneas verticales… es una de las cosas que más me llevo de Infame, y ver que soy capaz de conseguir con el plano lo que quiero. A mí en La Guancha me enseñaron a montar antes de rodar, tener un guion técnico con los planos de montaje, y esto me sirvió para cuidar el resultado final, trabajar los planos máster… pero ir con idea clara de lo que quieres expresar desde el principio es clave. El cine no es televisión, no va de cubrir la escena y punto, sino que va de expresar a través de los planos.

Fotograma de Selfish
¿Hay necesidades de formación en el audiovisual en Canarias?
Hay necesidades. Yo creo que el cine tiene más de artesano que de artista, porque cuando ves una película puedes diferenciar entre un director que es más de ideas y otro que es muy meticuloso a la hora de rodar los planos y montarlos. Evidentemente también hay quienes cubren las dos corrientes, pero siempre hay una tendencia a cuidar más lo que está pasando y otro que está cuidando cómo lo estoy contando. Yo creo que soy más de esta última opción. Por lo tanto, creo que la formación es muy clave y aquí hace falta; por ejemplo el FP de La Guancha está genial, te da una base muy grande, pero cuando ya te quieres especializar se queda un poco corto. Cuando aquí te quieres especializar en algo se te quedan las puertas muy cerradas porque todo es muy general.
¿A nivel de recursos?
También, aunque la horizontalización te ofrece una camarita con la que ya puedes hacer una cosa que se puede ver. Pero claro si quieres conseguir hacer una cosa que no sea tan amateur ya tienes que conseguir un buen equipo de sonido, alguien que tenga una buena grabadora y que el alquiler no sea una locura. Entonces ¿quién tiene el sonido aquí? Pues cuatro, ¿quién tiene focos aquí? Pues cuatro. Que te lo presten y te ayuden, porque también existen empresas especializadas. Pero claro en Barcelona o en Madrid o en donde sea, como tienes a nivel de territorio a tanta gente es mucho más fácil encontrar a alguien que te vaya a prestar su equipo y que se vuelque. Aquí, “habemos los que habemos”; entonces o inviertes hasta que tengas la suerte de que alguien te respalde o haces lo que puedes. Y esos son los problemas que tenemos en las islas, tanto en oferta de formación como a nivel de gente.
Se escucha bastante que uno de los problemas del cine canario es que no sabe venderse fuera porque no busca precisamente ese universalismo del que hablábamos al comienzo…
Yo creo que sí, que esa afirmación es correcta. Cuando veo algunos cortometrajes canarios te encuentras muchas perlas que se están moviendo muy bien en festivales, pero cuando ves otras historias… También es verdad que hay una tendencia a venderlo todo: voy a la comunión de mi abuela con mi cámara y la presento en un cine, lo empiezo a mover por festivales y me frustro; entonces a lo mejor lo que hay que mirar es que estás poniendo la comunión de tu abuela. Yo creo que sobre todo uno de los grandes fallos que hay es el descuidado del guion: vas por el tranvía se te ocurre una idea y lo grabas con los colegas y ya. No, hasta el propio Selfish, que era para un festival exprés, se llevó su mes, mes y pico de pensar la idea y trabajar la preproducción…
Creo que es un poco de amor propio y de no creer que te lo van a regalar. Hay que tener un poco los pies en la tierra, la gente no se está sabiendo vender fuera porque no me estás contando nada nuevo, ni de una forma distinta, yo no soy partidario del acento canario…hay falta de autocrítica. Por ejemplo con Infame reconozco que no me ha convencido mucho, tengo mis fallos, y de hecho si no tiene el mismo recorrido que Selfishlo sé, no es tan comercial como lo otro, que esto es un rollo más intimista, que puede tener más cabida en otros festivales. Pero bueno, lo que falta en Canarias es currárselo y no hacer lo primero que se te ocurra.
Es muy pronto aún para que puedas tener asentado un estilo propio, pero ¿cómo te definirías ahora mismo?
Ahora para el corto que estamos preparando ya me lo planteé. Si hay una clave es que te sientas cómodo rodando, aunque yo he rodado poco, pero si tú estás cómodo y te lo estás pasando bien pues adelante. Entonces yo me siento cómodo en un marco sobre el que tenga el control, un marco diferente como puede ser el futuro, y por otro lado, la comedia, la crítica satírica, el humor negro…En la comedia siempre está la crítica, y me gusta mucho. Así que la crítica, la comedia y un marco diferente ya sea futurista, pasado…Esas serían las claves del estilo que creo que quiero hacer.