
Hace 30 años, el estreno de la película “Guarapo” supuso todo un hito para el cine en Canarias. Se trataba de una película con una producción y una factura profesional que venía a demostrar que el sueño de generar una industria cinematográfica en las islas era posible. El cine siempre ha generado un gran interés en el Archipiélago y ha experimentado etapas de auténtico crecimiento, por lo general, posteriormente frustradas por la falta de medios para mantener un sistema de producción y distribución efectivo. Los hermanos Ríos surgen en una de estas oleadas, junto con diferentes grupos de cineastas que se dedican a experimentar con formatos como el Super-8 o los 16mm; sin embargo, el sueño de rodar una película en 35mm resultaba demasiado costoso. Tras una extensa experiencia en publicidad, con la que consiguen crear su propia productora, Ríos Producciones, los cineastas se arriesgan a dar el salto con una producción modesta a ojos externos, pero titánica para los medios de las islas. Gracias al apoyo de instituciones públicas y privadas, como Ministerio de Cultura, el Gobierno autónomo, los Cabildos de Tenerife y La Gomera o CajaCanarias se pudo concretar una producción para la que se contó con profesionales del cine a nivel nacional, traídos desde la península, pero también con muchos artistas y técnicos de las islas, con ese esfuerzo de ir creando industria. La presentación de la película en Canarias supuso todo un acontecimiento. La temática de la película generó interés incluso entre espectadores poco asiduos a las salas comerciales, pero que veían en las imágenes de la pantalla un recuerdo de sus experiencias personales o familiares. Tres décadas después, la película sigue estando vigente en muchos aspectos, tanto temáticos como cinematográficos.
Para percatarse del esfuerzo de producción que supuso “Guarapo” basta con mirar sus títulos de crédito. La fotografía corrió a cargo del mítico Hans Burmann, quien llegó a la película con títulos a sus espaldas como “Los Pájaros de Baden-Baden”, “La Colmena” o “Los Santos Inocentes”. La participación de un actor de gran trayectoria en el cine español como Juan Luis Galiardo, uno de los grandes galanes del cine patrio aquí reconvertido en el villano de la historia, en su papel del cacique Don Luis, daba también a la producción el toque de distinción y profesionalidad que necesitaba. A él se unieron otros nombres procedentes de la península como la actriz Patricia Adriani y, sobre todo, dos actores canarios, ya por aquel entonces establecidos en el cine y el teatro nacional, el protagonista, Luis Suárez, y José Manuel Cervino como Don Virgilio. El resto del reparto se completaba con actores de las islas, muchos de ellos de trayectoria principalmente teatral, e incluso actores no profesionales, escogidos por dar el físico rural y adusto. Es cierto que ante este amalgama de procedencias y trayectorias, el componente interpretativo resultante fue bastante heterogéneo, así como el perfil de los personajes. Algunos, sobre todo los principales, ganaban en un desarrollo más complejo, mientras que otros jugaban el recurso cómico y resultaban más caricaturescos. Lo que sí es importante resaltar es el peso del acento canario en la película. La intención de los directores en todo momento fue que los actores hablaran con el acento natural de las islas, en lugar de neutralizarlo o castellanizarlo, un recurso aún hoy impuesto a aquellos intérpretes que buscan salidas profesionales fuera de Canarias, pero que en el caso de “Guarapo” hubiese resultado ridículo. No existe ningún complejo en la película ante la sonoridad del español canario y esto le da a la cinta también un mayor realismo y belleza.
La historia de Benito nació como homenaje a todos aquellos emigrantes canarios que se aventuraron hacia tierras extranjeras en busca de una vida mejor, dejando atrás a familiares, amigos y todo el mundo que conocían. La pobreza, especialmente durante la postguerra, y la necesidad de huir también de un sistema social desmoralizador les situaba en alas de un destino incierto y del que muchos no regresarían. Los cantos de sirenas de prosperidad que llegaban de forma epistolar desde allende los mares servían de acicate para depositar todos sus ahorros en un viaje sin garantías. Como tributo también a aquellos tiempos, la película dedica imágenes a dos embarcaciones históricas en Canarias, el Correíllo La Palma y el Bella Lucía. Ambos se convierten en fuente de esperanza para nuestro protagonista. 30 años después, la historia de Benito sigue sin resultarnos ajena, no sólo por los lazos familiares que aún existen entre Canarias y Venezuela, o todos aquellos que han tenido que emprender un viaje similar por culpa de la crisis (ahora ya no hacia las Américas, sino hacia las promesas del Primer Mundo que ofrecen países como Alemania), sino también por otros muchos que llegan a nuestras fronteras, saltándose la legalidad y huyendo también de situaciones de extrema pobreza, discriminación o guerras.
“Guarapo” nos presenta una sociedad caciquil, donde el señor era la punta del iceberg de la pirámide social y se erigía dueño absoluto no sólo de las tierras, sino también de los que las trabajaban. Un estado de sumisión casi esclavista, donde el cacique podría tener arrebatos de magnanimidad (como pagar una boda o un entierro), pero también se tomaba la libertad de disponer de las vidas de sus trabajadores como si fueran juguetes. Don Luis, el cacique que describe la película, se revela como un déspota, explotador y un depredador sexual (otro concepto ahora mismo también muy vigente, desgraciadamente), posiblemente, un perfil identificable también ante otros más recientes cuya arrogancia ha generado graves casos de corrupción y malversación. A esto, en la película se suma el contexto franquista, todavía con las heridas de la Guerra Civil sin cicatrizar, y con una población sometida a los dictados de la dictadura, incluso en un territorio alejado como Canarias.

En 1988, “Guarapo” formó parte de la séptima edición del Festival Internacional de Cine Ecológico y de la Naturaleza del Puerto de la Cruz, una selección en absoluto gratuita, ya que aparte de la temática social, otro de los apartados fundamentales de la película es la relación del ser humano con la naturaleza. El modo de vida tradicional y rural de La Gomera de los años 40 se vertebra en equilibrio con el orden natural. Precisamente, la relación con el medio marca también la diferencia entre los personajes. El pueblo llano mantiene un vínculo estrecho con el bosque, que es su fuente de alimento, y con el mar y las estrellas, a las que recurren para hacer realidad sus sueños. Creencias populares, tratamientos medicinales naturales y medioambiente confluyen en un estilo de vida que contrasta con el estruendo de la moto de Don Luis, que rompe la armonía del lugar. Otros personajes, como el alcalde o el Sargento de la Guardia Civil se muestran también ajenos al entorno natural que les rodea, lo que también ayuda a marcar las diferencias sociales. La única excepción la encontramos en Don Virgilio, personaje que se mueve entre dos aguas. Por un lado, forma parte de la clase trabajadora, pero también es uno de los hombres de confianza del cacique, algo que queda representado por el camión que conduce.
Uno de los principales atractivos cinematográficos que siempre ha ofrecido Canarias ha sido la pluralidad de localizaciones con las que cuenta. Su valor como plató natural ha atraído a las islas muchas producciones extranjeras y nacionales, y actualmente este elemento supone uno de los principales motores de esta nueva oleada cinematográfica; sin embargo, pocas son las producciones en las que las islas se han podido exhibir tal cual son. “Guarapo” fue también de las cintas pioneras a la hora de mostrar cinematográficamente estos parajes sin necesidad de disfrazarlos. La importancia del paisaje en la película es, por lo tanto, crucial. No se trata de un componente meramente pictórico, sino que se erige como un componente fundamental para la historia. Hay un cierto componente atávico en la forma en que se emplean los planos de la naturaleza, con gran valor para las tomas aéreas. De esta manera, los cineastas nos recuerdan que la historia de Benito, aunque la podamos interpretar de manera universal, no es más que una anécdota dentro de ese entorno natural, majestuoso, de la isla.
A ese componente ancestral de la película se le sumaba la importancia de la música. En esa búsqueda de generar un producto profesional, generador de industria en Canarias, la participación de Juan José Falcón Sanabria como compositor de la partitura original y la grabación de la misma en el Paraninfo Universitario a cargo de la Orquesta Sinfónica de Tenerife resultó también otro punto de distinción para la producción. La música de Falcón Sanabria compaginó elementos de vanguardismo musical con elementos e instrumentación tradicionales. A grandes rasgos, la música refleja toda una cultura popular, algo que queda reflejado en momentos clave de la cinta como la secuencia de la boda; sin embargo, el músico profundiza aún más y busca generar un sonido propio de la isla a través de la orquesta, aportando lirismo y vigor a los planos de la naturaleza.
En 1987, “Guarapo” demostró que el cine en Canarias podía ser industria. A día de hoy, el sector sigue batallando por lograr ese objetivo. Como entonces, muchos de los creadores de ahora se encuentran atrapados entre el amateurismo y lo profesional, con películas que salen adelante con el esfuerzo personal de muchos, pero sin un respaldo económico que permita a sus autores vivir de su profesión. La llegada de producciones nacionales e internacionales ha abierto más posibilidades en este sentido, pero, como Benito, muchos de los cineastas de las islas que han querido prosperar en su profesión no han tenido otra salida que emigrar en busca de sus sueños.
TRAILER «GUARAPO». RÍOS PRODUCCIONES from FESTEAM COMUNICACIÓN Y EVENTOS on Vimeo.Artículos relacionados
Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de La Laguna, ejerce como crítico de cine en el blog Adivinaquienvienealcine.com y como director y presentador del programa Días de Radio de Canarias Radio, además de colaborar en radio (Radio Candelaria, Gente Radio, Canal 4 Radio), prensa (Diario de Avisos) y en el magacín digital Elblogoferoz.com. Desde 2007 forma parte del equipo organizativo del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, Fimucité, donde desde 2013, es el responsable de la sección a concurso Fimucinema.