
La ciudad de San Cristóbal de La Laguna acoge el Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera del 15 al 19 de noviembre, un espacio donde los amantes del cine fantástico podrán deleitarse con un conjunto de variadas ficciones
1. Abertura, cortometrajes y un fantasmagórico tentempié (Sofía Ramos)
Ayer, el Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera daba el pistoletazo de salida a su primera edición con una ceremonia de apertura que destacó no solo por su cercanía y buena organización, sino por la sobresaliente afluencia de público. Una proeza considerando que este es su primer año de vida.
La Selección Oficial de Cortometrajes a Competición comenzó a las 16:30 con la proyección de las obras “El Gigante y La Sirena” (Roberto Chinet), “Caronte” (Luis Tinoco), “La Dama de Sal” (Mario Venegas Lucena), “Cambio” (Daniel Romero), “RIP” (Caye Casas y Albert Pintó), “Ven a Mí” (Marcos Muñoz Flores) y “Redemption” (Vasni J. Ramos).Siete cortometrajes diferentes entre los que despuntaron “Caronte”, “RIP” y “Cambio”.
Siete cortometrajes diferentes entre los que despuntaron “Caronte”, “RIP” y “Cambio”. Comentándolas respectivamente, es casi imposible no remarcar el gran trabajo de animación 3D y efectos visuales en los que “Caronte” sumerge al espectador. Una historia que puede dar la impresión, en un principio, de ser solamente una larga escena de batalla del universo “Star Wars”, pero que acaba revirtiendo cada una de esas expectativas. Toda la trama está conectada y ningún elemento queda al azar, por ejemplo, el nombre del corto se debe al título del videojuego espacial del hermano de la protagonista. “Caronte” va dando pistas y, cuando uno es capaz de hilarlo todo, vive con mucha intensidad el final de la obra. A su vez, la forma de narrarlo es una estupenda metáfora, en la que se combina el espacio exterior con la trágica historia de la familia. .

“RIP”, por su parte, hizo estallar en carcajadas a la sala. Sangrienta, aguda y visualmente dinámica. Según el médico, Juan va a morir. Tras hacerlo, resucita pero su mujer y su madre no están conformes. Desean que muera porque ya el velatorio y el entierro están organizados. El diálogo es muy ingenioso y el reparto es creíble, una comedia negra a la que no se le puede pedir más. “Cambio” está protagonizada por una pareja de novios que ya no están enamorados. Él la lleva a ese lugar especial que les unió en su día, pero las cosas ya no son como entonces. El giro de la historia es muy original, se trata de un cortometraje de 9 minutos que lo da todo de sí. La razón principal es que hace reflexionar. El thriller también habla de las relaciones y los sentimientos, una obra que no se esfuerza por infundir terror porque, en ocasiones, no hay nada más oscuro que el ser humano.
En la Selección se encontraban dos piezas canarias que también tuvieron sus aciertos y errores. “El Gigante y La Sirena” se distingue por sus bellísimas localizaciones (Tenerife y El Hierro) y por la profundidad de su argumento. Brilla por aportar la novedad de ser un cuentometraje, pero además la manera en la que se combina la fantasía con un asunto duro, como es la enfermedad y la muerte, es asombrosa. Hay que subrayar también la actuación del joven actor Leo Ramal, que, con ocho años de edad, da vida a Marcos, un niño que padece leucemia. El cambio físico y la caracterización son sublimes. La inocencia, la dulzura y la vivacidad que transmite no se apagan siquiera en esas escenas en las que se recrea el aspecto desolador y fúnebre del hospital. Lo único que se le puede reprochar es que deja al espectador con ganas de conocer más la historia fantástica en la que le envuelve.
“Redemption” fue la otra pieza canaria. La cinta de Vasni J. Ramos resultó ser un drama fantástico en los que la culpa y el dolor juegan un papel determinante, el mar es un elemento icónico. Los colores son un elemento recurrente. Los tonos cálidos representan los momentos felices del actor principal con su difunta esposa, por otro lado, los azules matizan su depresión. La fotografía es formidable y la estética: gama de colores y tipos de planos, resaltando los planos detalle, es muy atractiva. Sin embargo, la historia no convence. La trama expone la vida de un joven profundamente abatido por la pérdida de su gran amor. Desde mi punto de vista, es excesivo el tiempo que se le dedica a mostrar momentos puntuales de su romance. Se pierde la gran oportunidad de explotar que él posea superpoderes, tratándolo de forma banal a lo largo de todo el metraje.

“La Dama de Sal” cuenta con una puesta en escena excelente. Ambientada en el siglo XVI, narra la leyenda marina de la dama de sal, un espíritu vengativo que aterroriza a las tripulaciones. Interesante, pero previsible, toda la atención de obra no recae en un buen guion, sino en la asombrosa caracterización. El maquillaje y los efectos visuales la salvan por completo. Cabe mencionar que está basada en el relato original «The Legend of the Drowned» de José Luis Forte. Por último, la mexicana “Ven a Mí”. Una niña pasea por el bosque y se acerca a una casa abandonada. Dentro habita un hombre espeluznante que tiene la intención de matarla y comérsela. Además practica la magia vudú. El único fin de esta ficción es el de asustar y revolver algún estómago. El sonido es la clave durante los 8 minutos, ya que predeciblemente, acompaña a las escenas donde algo espantoso va a ocurrir. Ideal para los amantes del horror puro y duro.
Después de la proyección se ofreció un cocktail variado en la que diversos actores, periodistas y profesionales del ámbito audiovisual pudieron compartir opiniones con el público. Además varios actores se disfrazaron. Un Michael Jackson zombi seguido por otros muertos vivientes interrumpieron la velada para asustar a los asistentes. Una pizca de humor y terror que animó a todos.

2. Coche 1. “El Ataúd de Cristal” (Manuel Díaz Noda)
Tras el cocktail, comenzó el plato fuerte de la noche, el acto inaugural del festival, presentado por los periodistas Vanesa Bocanegra y Miguel Ángel Rodríguez, y la posterior proyección del primer largometraje seleccionado, “El Ataúd de Cristal”, con presencia de su actriz principal, Paola Bontempi. Durante la presentación de apertura, los nervios se sentían en el aire. El trabajo de un año, por fin, empezaba a dar sus frutos. Con una sala prácticamente llena entre espectadores e invitados, tuvimos ocasión de repasar la programación que nos espera para el resto de la semana e indagar un poco en ese concepto, hasta ahora distante en Canarias, de festival de género fantástico.Un número musical con el “Thriller” de Michael Jackson como protagonista nos ayudó a meternos en situación y, tras ello, los dos directores del evento aprovecharon para agradecer a todos aquellos que han ayudado a que Isla Calavera sea ya una realidad. Tras sus palabras, se les cedió el testigo a la madrina del festival, Paola Bontempi, al director insular de cultura, José Luis Rivero, y al vicerrector de la Universidad de La Laguna, Francisco García. Todo era alegría, nerviosismo y celebración, aunque el entusiasmo quizás se hizo grande y este acto inaugural se alargó más de lo conveniente. Pecata minuta frente a lo que estaba por llegar.
Si el deber de una película de apertura es definir las claves del festival y situar al espectador en sintonía con las actividades que están por llegar, Isla Calavera no pudo tener mejor arranque que “El Ataúd de Cristal”. La opera prima de Haritz Zubillaga es una cinta intensa, demoledora, visualmente agresiva y que saca de sus flaquezas puntos de virtud. Producción modesta, rodada con poco dinero y muchas dificultades, éstas no se aprecian en la pantalla. Su director (también guionista y, muy importante, editor de la cinta) muestra una notable madurez y una gran habilidad a la hora de desarrollar una puesta en escena contundente, con un sorprendente dominio del espacio cerrado y que sabe enriquecer con un amplio abanico de lecturas de corte metafictivo y cinéfilo. Zubillaga juega de manera sublime con el montaje, con un modélico sentido del ritmo y una sádica capacidad de mantener al espectador agazapado en la butaca. Otro factor decisivo en el éxito de la narración es el juego de iluminación, obra de Jon D. Domínguez. Los cambios de luces, justificados por la trama, ayudan a generar en el espectador todo ese zarandeo emocional que supone la película, además de aportar un sugerente valor estético a la imagen.

Argumentalmente, la cinta es bastante simple. Se trata de una historia de venganza y tortura, donde el personaje femenino se ve abocado a un continuo de humillaciones y agresiones físicas. A partir de ahí se establecen una serie de juegos de referencias y toda una trama de justificación de la situación. En nuestra opinión, esto resulta lo más endeble de la propuesta, en cuanto a que requiere de un importante nivel de suspensión de incredulidad del espectador para que entre en el juego y acepte situaciones no siempre coherentes. Esto provoca que la historia pierda fuerza en su tramo final, especialmente en la confrontación de la protagonista con su némesis. Sin embargo, incluso en esos momentos de mayor flaqueza, el espectador sigue contando con la honesta y verosímil labor de Paola Bontempi para navegar por aguas revueltas.y es que el trabajo interpretativo de la actriz resulta asombroso. Todos los méritos mencionados anteriormente son, sin duda, grandes virtudes de la película y le aportan una gran consistencia al resultado final, pero nada de esto sería posible sin una actriz dispuesta a involucrarse tanto y de sostener de esa manera la historia. Prácticamente protagonista única de la cinta, no sólo timonea con pericia todo el apartado de humillación física que conlleva el papel, sino que además aporta a sus personaje toda una travesía de procesos emocionales y evolución psicológica.
En el debate posterior, la actriz detalló algunos elementos del rodaje (el arduo proceso de maquillaje, la dureza física de algunas de las secuencias), salpicándolo con anécdotas que hicieron del coloquio un encuentro divertido y cercano.
3. Coche 2. “Christine” (Manuel Díaz Noda)
Tras el buen sabor de boca ofrecido por la película inaugural, aún quedaba espacio lúdico para los cinéfilos más irreductibles con la proyección del primer título de ciclo dedicado al cineasta John Carpenter. La selección de títulos escogidos de este director es uno de los ganchos más atractivos que nos ofrece el festival. La posibilidad de ver varios de sus clásicos en pantalla grande y con una calidad de imagen y sonido impoluta es todo un regalo para el aficionado. Dicho esto, particularmente, “Christine” no es de las obras de Carpenter que más valoremos, precisamente. En nuestra opinión, se trata de un título menor dentro de su filmografía, una obra de encargo, aceptada en un momento de caída tras el fracaso de “La Cosa” y que aspiraba a ser un éxito de taquilla aprovechando el tirón del nombre de Stephen King. En su naturaleza de cinta de terror juvenil identificamos un amago de acercarse al éxito que supuso “Carrie” de Brian De Palma seis años antes. Por otro lado, no podemos negar que, más allá del carácter de encargo, la historia poseía algunos ingredientes muy del gusto del cineasta, como el carácter crecientemente rebelde y contestatario del protagonista, así como los guiños a cultura y la música estadounidense de los años 50.
“Christine” no es una de las obras maestras de Carpenter, pero sí es una película realizada con oficio, a la que hay que reconocerle momentos maravillosos de puesta en escena (Carpenter es un maestro del formato panorámico y aquí lo volvía a demostrar) y, eso sí, se trata de un muy disfrutable entretenimiento. Con una sesión que se inició a las 23.30, superados los nervios de la presentación del festival, tenemos que reconocer que el sentimiento de complicidad, camaradería y disfrute que se respiraba en esa sesión de medianoche, compartiendo sala con el mismísimo Colin Arthur como un espectador más, resultó maravillosa y adictiva. No, “Christine” no es una obra maestra de Carpenter, pero la experiencia comunal de verla en Isla Calavera suplió cualquiera de sus carencias y la sustituyó por ese algo especial, inasible y difícil de explicar a quien no lo haya experimentado que nos aporta el género fantástico.
Hoy jueves continúa la exploración de los misterios que nos tiene guardada la isla. Tendremos ocasión de ver la segunda y última sesión de cortometrajes a concurso, encadenaremos dos de los largometrajes seleccionados (“The Pilgrimage” y “The Osiris Child”) y cerraremos la noche, nuevamente pasada la medianoche, con, ahora sí, una obra maestra de John Carpenter, “La Noche de Halloween”.
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Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de La Laguna, ejerce como crítico de cine en el blog Adivinaquienvienealcine.com y como director y presentador del programa Días de Radio de Canarias Radio, además de colaborar en radio (Radio Candelaria, Gente Radio, Canal 4 Radio), prensa (Diario de Avisos) y en el magacín digital Elblogoferoz.com. Desde 2007 forma parte del equipo organizativo del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, Fimucité, donde desde 2013, es el responsable de la sección a concurso Fimucinema.