Isla Calavera. Días 4 y 5. Lo que Pasa en Isla Calavera, queda en Isla Calavera.

 

Llegado el fin de semana, Isla Calavera amplió el horario de sus actividades a por la mañana. Siendo el sábado 18 un día intenso, donde no sólo se mantuvo el volumen de proyecciones, sino que además se incorporaron las actividades que conformaron el acto de clausura. La falta de sueño no fue, sin embargo, obstáculo para seguir disfrutando de actividad cinéfila.

  1. “Zarpazos. Un Viaje por el Spanish Horror”. El Signo del Lobo

Después de “Wax”, donde en su coloquio posterior ya hubo espacio para hablar del fantaterror español clásico, el sábado al mediodía tuvimos una nueva oportunidad, gracias a la proyección del documental “Zarpazos. Un Viaje por el Spanish Horror” de nuevo con dirección de Victor Matellano y donde los invitados Colin Arthur y Jack Taylor jugaron también un papel importante, tanto en la pantalla como en las butacas de la charla posterior. El documental supone una adaptación del libro homónimo escrito por el propio Matellano, ofreciendo ambos trabajos un acercamiento y un análisis de las características y el contexto histórico de un tipo de cine que se realizó en nuestro país en un momento concreto (última etapa del franquismo) y desafiando los parámetros de la censura. “Zarpazos” es un trabajo tremendamente didáctico, perfecto para el espectador no iniciado, pero también anecdótico e ilustrativo para fans del género.

Nombres como Paul Naschy, José Ramón Larraz, Juan Piquer Simón, Jess Franco, Jorge Grau, Amando de Ossorio, León Klimovsky o Narciso Ibáñez Serrador son algunos de los cineastas cuya obra es analizada a lo largo de la película, además de contar con algunas de sus estrellas (Jack Taylor, May Heatherly, Lone Flemming). Se trata de un análisis ajustado y no carente de humor y sana autocrítica hacia las características del género, pero también defensor de sus valores y reivindicador de un fenómeno que fue despreciado por la industria de nuestro país, pero que paralelamente abrió mercado fuera de nuestras fronteras, generó industria a través de coproducciones internacionales y rompió muchos axiomas de la censura y la moral conservadora.

El debate posterior abundó también en anécdotas, tanto de la época, como de la propia elaboración del documental. Matellano dio una visión muy personal de su película, no sólo a nivel profesional, sino principalmente a nivel experiencial, por lo que supuso a un fan como él acercarse a algunos mitos del cine español y crear con algunos de ellos un vínculo personal y una estrecha amistad. Taylor, por su parte, nos ilustró con algunas experiencias propias no sólo en el género, sino también en grandes superproducciones como “Cleopatra”; mientras que Colin Arthur se centró en un análisis de las características de los efectos especiales de la época, como por ejemplo, el maquillaje de hombre lobo de Paul Naschy, muchas veces realizado por él mismo Jacinto Molina. La sesión culminó con un apartado de firma de autógrafos, donde los tres invitados tuvieron ocasión de tener un encuentro cercano con los fans que se habían acercado a la proyección.

  1. “Mom & Dad”. ¿Quién Puede Matar a un Niño?

Tras una pausa para el almuerzo, la jornada continuó con “Mom & Dad”, una de las propuestas más llamativas, pero, al mismo tiempo, más dudosa de la programación. Nicholas Cage es un nombre con un amplio anclaje en el fantástico, su legendario histrionismo se ha vuelto una referencia de culto para los fans del género, pero, reconozcámoslo, desde hace varios años, su deambular por producciones de baja estofa ha minado profundamente su carrera. El hecho de que “Mom & Dad” viniera firmada por Brian Taylor, cineasta con el que Cage ya había coincidido en la insufrible “Ghost Rider. Espíritu de Venganza” no presagiaba nada bueno con la película. Taylor se dio a conocer gracias a “Crank”, protagonizada por Jason Statham y allí había llamado la atención por un sentido del humor arrollador, una puesta en escena hiperacelerada y una mirada desprejuiciada a lo que se espera de una producción cinematográfica. Sin ser ninguna obra maestra, aquel primer título sí resultó fresco, irreverente y novedoso. Posteriormente, ese todo destroyer decayó en títulos de mucho menor calado.

A nosotros nos congratuló cerciorar que la película suponía un regreso a aquellos fueros primigenios, y es que “Mom & Dad” es una cinta gamberra, desquiciada y divertidísima, con un Nicholas Cage que vuelve a sacar partido a su histrionismo característico, y que propone escenas de auténtica incorrección política. Curiosamente, por la mañana hablábamos de Chicho Ibáñez Serrador y su película “¿Quién Quiere Matar a un Niño?”, la proyección de la tarde cuajó de manera perfectamente coherente. Si algún título de la programación se merece el epígrafe de “Placer culpable” es ésta.

Esa sensación lúdica de la película contagió el coloquio posterior, donde los contertulios no pudieron evitar mantener el tono irreverente de la cinta en sus comentarios. En general se alabó el ritmo de la película, lo imaginativo de algunas secuencias y también la sabia elección de casting, como por ejemplo la presencia de Lance Henricksen como progenitor de Nicholas Cage.

  1. Gala de Clausura

Después de relajar el ambiente con “Mom & Dad”, pasamos al acto fundamental de la jornada, la gala de clausura. Si habíamos comentado que durante la apertura el nerviosismo y los ánimos habían dilatado en exceso la duración del acto, aquí eso quedó solventado. Presentada nuevamente por Vanesa Bocanegra y Miguel Ángel Villar, la gala resultó ágil, dinámica y concisa, con las palabras justas tanto por parte de organización como invitados. Esto no restó emotividad a la velada y se contó con momentos emotivos durante su desarrollo, sobre todo en lo que se refiere a la entrega de los dos premios de honor y al anuncio de que, a partir de la próxima edición, los premios de Isla Calavera van a contar con el nombre tanto de Colin Arthur como de Jack Taylor en recuerdo de esta primera entrega.

El Premio Isla Calavera al Mejor Cortometraje fue para “Hay Algo en la Oscuridad”, del cineasta canario Fran Casanova, “por un cuidado tratamiento del fantástico, en el que juega un papel fundamental la espléndida interpretación de la joven actriz Luna Fulgencio y el buen equilibrio que ofrece en todas las facetas técnicas”. Asimismo, el Jurado consideró conceder en esta edición del Festival dos menciones especiales. Por un lado, “El Gigante y la Sirena”, del también canario Roberto Chinet, recibió una Mención Especial a la Mejor Partitura Original, del compositor Iván Capillas, “por un trabajo que se acopla perfectamente a la temática del corto, por el valor sugerente de su melodía y por acompañar a la perfección la narrativa”. El cortometraje “RIP” se alzó con una Mención Especial al Mejor Guion de Albert Pintó y Caye Casas, “por unos brillantes diálogos y un divertidísimo componente de humor negro”. “RIP” repitió galardón y se llevó también el premio del público. Los dos primeros premios sí fueron recogidos por sus directores, mientras que los correspondientes a “RIP” contaron con vídeo de agradecimiento por parte de sus autores y fueron recogidos en su nombre por el director de “Black Hollow Cage”, Sadrac González-Perelló.

La gala de Clausura se convirtió en el escenario propicio para la presentación también del teaser de “Oda a la Sangre”, próximo largometraje del director Cándido Pérez de Armas, ahora mismo en preproducción, y que por las primeras imágenes presentadas, se esboza como una curiosa cinta de zombis, liderada por un interesante reparto femenino. Ya en las tres secuencias presentadas se puede apreciar la creación de un mundo particular, que ciertamente bebe del ideario zombi, pero que además aporta algunos ingredientes propios.

  1. “The Maus”. Terror alegórico

“The Maus” fue uno de los títulos destacados de la programación de Isla Calavera. La película de Yayo Herrero, rodada en la isla de Tenerife, fue la escogida para dar el cierre oficial a las proyecciones (que no real, como se diría en política, fue una clausura en diferido). Protagonizada por Alma Terzic, August Wittgenstein, Ella Jazz y Aleksandar Seksan, la cinta es una intensa narración, a medio camino entre el survivial y la alegoría histórica, con un leve componente sobrenatural. Esta historia de una pareja (ella bosnia, él alemán) perdidos en el bosque y que se encuentran con dos montañeses serbios busca ante todo mantener al espectador en un estado de ansiedad continua a lo largo de todo su metraje. El espacio amenazador del bosque, válido tanto para el componente histórico, realista, como para las escenas de corte onírico o irreal, asume un protagonismo especial, opresivo. Como heredera del survival, la trama nos retrotrae a títulos como “Perros de Paja” de Sam Peckinpah, “Defensa” de John Boorman o “La Presa” de Walter Hill, por esa confrontación entre un pacífico y amedrentado espectro civilizado, frente al violento contexto de las zonas más profundas y desprotegidas. Al mismo tiempo, ese enfrentamiento entre la protagonista musulmana y los dos serbios se puede leer como una alegoría del conflicto de los Balcanes, con una pasiva Europa testigo de la violencia, pero incapaz de hacer nada, más preocupada en soluciones diplomáticas y reacia a emplear la violencia para defender los derechos de las víctimas.

Sobre el papel, la idea es potente y ambiciosa, sin embargo, en nuestra opinión, a la trama le falta más desarrollo. El guion se limita a dilatar y reiterar las situaciones para lograr el metraje necesario, extendiendo hasta la hora y media algo que podía resolverse en un corto entorno a los 20 minutos. Los actores ofrecen un excelente trabajo, especialmente Alma Terzic. Es ella especialmente quien logra mantener el interés del espectador en todo momento, mientas que Wittgenstein se esmera en defender un personaje demasiado pusilánime y carente de interés. El componente sobrenatural queda establecido con la presencia del ser deforme, representación del odio y el miedo interior de la joven protagonista.

  1. “Depredador”. Si sangra podemos matarlo.

El sábado 18 aún quedaba espacio (y aguante) para una sesión más, siguiendo el esquema de los días anteriores, con la proyección de un clásico del género, aunque en esta ocasión no se trató de un trabajo de John Carpenter, sino del título de culto de 1987 “Depredador”. A las 23.30, los ánimos estaban muy distendidos y una vez más la sala se llenó para una sesión de nostalgia cinéfila. Como en las proyecciones anteriores, se partió de un DCP de gran calidad, con una versión con el audio y la imagen remasterizados, lo que permitió ver la película, nos atreveríamos a decir, que como nunca (al menos seguro para los que en su momento no tuvimos ocasión de verla en pantalla grande). La complicidad del público se notó nuevamente en los momentos legendarios de la película, en los diálogos icónicos y los chascarrillos de Schwarzenegger. 30 años más tarde podemos decir que la película no ha perdido un ápice de su fuerza. El ritmo narrativo de John McTiernan se mantiene inquebrantable, como la química entre ese grupo de actores de testosterona de alto voltaje. La violencia de la película, los insertos gore tan del gusto del productor Joel Silver y la presentación de un alienígena estética y conceptualmente innovador se mantienen como aspectos fundamentales a día de hoy.

El coloquio posterior arrancó de manera solemne, con comentarios históricos de la realización de la película, análisis cinematográficos de sus componentes, interconexión con otras franquicias de la época (especialmente Alien) y refrescando el paso del personaje por otros medios como el cómic o los videojuegos. Esta línea se fue diluyendo a medida que la descompresión tras cuatro días de festival hacía mella en los contertulios y poco a poco se fue pasando a un tono más lúdico y desenfadado. La jornada culminó con un cocktail de despedida que se alargó hasta las cinco de la madrugada.

  1. No se vayan todavía, aún hay más

Como decíamos la clausura del día 18 fue un cierre en diferido, porque pocas horas después de abandonar las dependencias de Multicines Tenerife volvíamos allí para una nueva jornada de proyecciones, aunque algunas de ellas de carácter extraoficial. Ese fue el caso de la presentación el domingo 19 de noviembre a las 12h. de la película de animación “The Steam Engines of Oz” , producción canadiense en la que participa la empresa canaria 3 Doubles. El pase de la película fue una sesión privada para equipo, familiares y unos pocos invitados ya que la película se encuentra aún en proceso de postproducción, pero sí está lo suficientemente avanzada como para ofrecer una visión de conjunto del resultado final. Se trata de una cinta de fantasía, basada en una novela gráfica juvenil (aquí suavizada para dirigirse a un público más infantil) y que a su vez se inspira en los relatos sobre el maravilloso mundo de Oz de L. Frank Baum. Durante el coloquio posterior se enfatizó el importante avance dela industria de animación en Canarias en los últimos años y como el sector está generando una industria competitiva a nivel internacional. Con un equipo de unas 35 personas, la compañía 3 Doubles está demostrando que la calidad de los animadores canarios es digna de confianza y cada vez está recibiendo mayores contratos de empresas internacionales, como es el caso de Arcana, la productora de esta película y editorial de la novela gráfica original. Si bien la participación en “The Steam Engines of Oz” ha sido muy concreta, se ha llevado a cabo un trabajo que ya le ha servido a la compañía para recibir el encargo de llevar a cabo íntegramente la siguiente producción animada de la productora canadiense.

Tras una pausa para almorzar, la jornada continuó con el pase especial dedicado a los cortometrajes ganadores de esta primera edición de Isla Calavera, a la que se sumó la proyección de “Mr. Dentonn”. Esta cinta dirigida por Iván Villamel en 2014 se ha convertido en el cortometraje de terror más premiado y seleccionado de toda la historia del formato corto en todo el mundo, obteniendo más de 500 selecciones oficiales y más de 120 premios internacionales, además de más de 1200 nominaciones a premios y 1500 proyecciones alrededor del mundo. Nos narra la historia de dos hermanos que pasan la noche solos en casa, ocasión que la hermana mayor aprovecha para leer un cuento de terror a su hermano pequeño, invocando de esta manera a una terrorífica figura del relato. Más allá de premios, nos resultó coherente la presencia de este trabajo en un festival que en esta primera edición ha hecho un homenaje a Carpenter proyectando “La Noche de Halloween” y cuyo primer premio ha recaído en un cortometraje como “Hay Algo en la Oscuridad”, conformando así un triunvirato de títulos que emplean algunos conceptos colectivos de lo que es el terror y lo confinan en el espacio cerrado de una casa o una habitación.

  1. “Bajo la Rosa”. Un extraño llama a la puerta

Precisamente, el espacio íntimo y cerrado de una casa es dónde se desarrolla la acción del título escogido para poner despedida y cierre definitivo a esta primera edición de Isla Calavera. “Bajo la Rosa” es un largometraje realizado por el cineasta tinerfeño Josué Ramos, rodado en Madrid y protagonizado por Pedro Casablanc, Ramiro Blas, Elisabet Gelabert y Zack Gómez. La cinta nos narra la historia de una familia, cuya hija menor ha sido secuestrada y un extraño propone una única condición para liberarla. Relato moral en el que el director pone en jaque la normalidad y la rutina de una familia corriente y acomodada, la cinta opta más por el suspense de corte psicológico, donde todo gira entorno la culpa y la redención. En un primer momento, da la impresión de que Ramos va a dirigir el tono hacia una línea truculenta que podría recordar a las pruebas de Puzzle en la saga “Saw”, con un primer castigo explícitamente escenificado en pantalla; sin embargo, rápidamente, Ramos reconduce su puesta en escena para centrarse más en el peso moral y psicológico que estas pruebas suponen para los protagonistas al verse confrontados con aquello que han querido ocultar bajo la alfombra de la mentira y la autojustificación.

Cinta modesta, realizada con un gran esfuerzo y donde el cineasta se vio obligado a asumir otros roles ante la falta de presupuesto o el abandono de algunos miembros del equipo, “Bajo la Rosa” es un ejemplo de cómo en ocasiones la limitación de medios puede suponer un estímulo para la creatividad y acabar resultando un beneficio para la propia película. Nos encontramos con compacto trabajo interpretativo, donde destaca por méritos propios y por las características del papel Ramiro Blas, pero donde no podemos por ello menospreciar la excelente labor de Casablanc o Gelabert. Más alejado queda Zack Gómez, que cumple con nota su papel, pero al que, por un lado le tocó el papel menos lucido, y por otro, no cuenta con las tablas de sus tres compañeros de reparto. La puesta en escena de Ramos es sencilla, procurando ser invisible y cediendo el protagonismo a sus actores, pero muy inteligente al saber escoger qué mostrar y qué dejar fuera de plano. La pega principal que podríamos poner a la cinta está en la fotografía, correcta, pero muy plana y neutra, sin apenas valor narrativo en una historia que se prestaba a un mayor juego de iluminación. Por otro lado, teniendo en cuenta los problemas de producción, resulta justificado que este apartado haya quedado tan desaprovechado.

Durante el debate posterior se habló de las características del rodaje, el particular juego que el cineasta les planteó a sus actores, entregándoles el guion de manera paulatina y limitado únicamente a la parte que les correspondía a cada uno, de manera que no sabían qué iba a suceder, ni lo que iban a responder sus compañeros. El experimento resultó redondo, con actores que en ocasiones tienen respuestas físicas y emocionales propias, sin artificio. Las dificultades económicas de la producción, la pérdida de inversores y la necesidad de ajustar el proyecto al presupuesto definitivo, depositado del bolsillo del propio director fueron también temas tratados durante el coloquio.

  1. Despedida y cierre

Tras esta sesión llegó el momento de despedirse de la Isla Calavera hasta el próximo año. Partimos con la promesa de sus organizadores de que habrá una segunda edición y con la satisfacción de la tarea bien realizada. En toda primera edición hay elementos que limar, cosas de las que aprender, y aspectos en los que mejorar. Isla Calavera nace con Sitges y Nocturna como referentes a los que imitar, aunque con las limitaciones de presupuesto y la distancia que supone Canarias. Como punto de partida nos parece que la prueba ha sido superada, pero, quizás no para una segunda edición, pero sí a corto-medio plazo, llegará el momento en el que el festival deberá definir también sus propios parámetros y encontrar una programación propia y no tan deudora de los otros eventos. También el tema de horarios es mejorable, especialmente teniendo en cuenta a aquellos que asisten a todas las sesiones y que puedan necesitar un ligero tentempié a lo largo de la maratoniana sesión de proyecciones. En general, ha sido una semana repleta de buen cine, de un excelente ambiente cinéfilo y con el acompañamiento de unos invitados que se han integrado perfectamente en las actividades, convirtiéndose prácticamente en otros espectadores más del festival.