
En la primera planta del número 106 de la Calle Herradores se encuentra la oficina de Digital 104, un espacio pequeño con vistas a una de las peatonales más transitadas de la ciudad de La Laguna –por la distancia de una sola vivienda no se dio la maravillosa casualidad que todos pensamos-. Allí, en un estado de tranquilidad que llama la atención, Domingo J. González, uno de los socios fundadores de esta empresa de gestión cultural, producción y distribución cinematográfica responde a nuestra batería de preguntas mientras sus compañeros Jairo López y Jonay García acompañan el rodaje de La Viajante, ópera prima de Miguel A. Mejías y primer largometraje de ficción que produce su empresa; ambos, Mejías y Digital 104 se estrenan.
La labor de distribución de Digital 104 es conocida por gran parte del sector audiovisual de las Islas, ya sea por su trabajo con el Catálogo Canarias en Corto en las últimas ediciones como por la movilidad que han alcanzado otros títulos canarios que han distribuido como Julie (2016), ópera prima de Alba González de Molina que acumula diecinueve selecciones y cinco premios; Slimane (Jose A. Alayón, 2013) que pasó por quince festivales y sumó cuatro premios, o el cortometraje de JC Falcón Número 2. Si yo fuera Marilyn premiado en diecisiete festivales y seleccionado en otros cuarenta. La misma suerte corren las películas de Canarias en Corto que mueve Digital 104 por todo el mundo. “En líneas generales el catálogo de 2017 funcionó muy bien, siempre hay algún trabajo que destaca sobre los demás, tanto en selecciones como en premios, este año fue El viaje del libro (Dani Millán, 2017) con 37 selecciones, pero también podríamos destacar por distribución o premios a Náufragos (Iván López, 2016), Amanecer (Daniel León Lacave, 2016) o incluso Popoff (Domingo de Luis, 2017) que es una apuesta más arriesgada. Lo importante en la distribución es tener en cuenta que cada corto tiene su propio camino y las propuestas más experimentales quizá lo tienen más difícil en determinados festivales de cortos que presentan una línea más narrativa y clásica, pero también existe otra línea de festivales que apuestan por ese otro cine. Para nosotros es importante a la hora de trabajar la distribución, tanto de las películas del Canarias en Corto como las de nuestro propio catálogo, ver las películas y analizar sus posibles caminos para distribuirse durante el año de festivales”.
¿Se relaciona en los festivales a los cortometrajes de Canarias en Corto con las Islas?
«Uno no sabe muy bien en qué se relaciona, en la cabeza de los programadores, la palabra “Canarias”. Es verdad que hay una cierta etiqueta de cortometrajes que tiene un cierto prestigio en esta cadena de cine de autor y experimental con directores como David Pantaleón, Nayra Sanz, Helena Girón y Samuel M. Delgado y este tipo de directores que están haciendo, casi sin quererlo, una etiqueta del corto en Canarias. Puede que haya determinadas personas que vean el corto canario y piensen en ese tipo de cine, pero eso es una cuestión muy limitada».
¿Qué ofrece entonces Canarias en Corto?
«Funciona, más porque esté englobado por la etiqueta “Canarias”, por estar bajo una etiqueta del gobierno autonómico. En realidad esos siete cortos ya han pasado unos filtros puestos por una serie de expertos que han decidido que esos cortos eran dignos de distribuirse; eso, a priori, puede darte como programador una serie de garantías de que no es cualquier cosa. En cualquier caso, nunca sabemos muy bien cómo funcionan las cabezas de los programadores. También hay que destacar su funcionamiento en los mercados, como en el Mercado Clermont-Ferrand de Francia, donde suele estar Canarias en Corto. Se ha conseguido crear una etiqueta y la gente va al stand y pregunta por los cortos seleccionados en cada edición. Hay que tener en cuenta que tras el País Vasco, Canarias es posiblemente una de las comunidades autónomas que más años lleva con este programa y eso da una serie de ventajas frente a otros catálogos más jóvenes como el de Cantabria, con el que también trabajamos este año. Por otro lado, habría que destacar que durante los años de la crisis no se abandonó el programa de Canarias en Corto, aunque sí se readaptó para poder incluir producciones independientes».

Una de las principales actividades que desarrolla Digital 104 se centra en esta labor de distribución la cual no opera con cualquier proyecto. Antes de aceptar un encargo analizan la película y miran sus posibilidades: “temáticamente y en cuestión de género no tenemos, a priori, ningún criterio más allá de la calidad del proyecto”.
¿Qué tienen en cuenta?
«Todos los criterios que tenemos en cuenta los establecemos para que luego el corto pueda tener selecciones en distintos festivales; queremos ser honestos con los clientes que van a pagar por una distribución, porque en caso de que no funcione perdemos ambas partes. Primero planteamos una criba técnica mínima que es la que exige cualquier festival al haber tanta gente realizando cortos; como curiosidad, donde suele encontrarse la diferencia entre un corto profesional y otro amateur en es el tratamiento del sonido. Por otro lado, es verdad que existen algunas temáticas que tenemos claro que funcionan e incluso tienen sus propios festivales como la temática LGTBI, los festivales centrados en películas rodadas por mujeres, el cine fantástico y de terror o el cine social, pero esta cuestión no es excluyente, como sí lo es la duración, que complica la labor en los casos de películas que duran más de 15 minutos. En resumen, tenemos en cuenta la calidad técnica y luego analizamos sus posibilidades de distribución según las modas, la originalidad y la duración. Por otro lado, tenemos en cuenta si el corto puede estrenarse en un festival importante o no para establecer el tipo de distribución».
¿Y en el caso de los largometrajes?
«El trabajo de distribución de largometrajes es totalmente diferente. Existen muchas diferencias entre el circuito de largos de clase A que pueden optar a festivales importantes y las películas de corte independiente, producciones pequeñas, documentales o piezas experimentales que no se van a estrenar en salas comerciales o que tendrán estrenos muy cortos en ellas. Nosotros hemos distribuido películas de este segundo bloque. En cualquier caso, esto también nos obliga a establecer una estrategia de estreno; es decir, buscar una premiere internacional o en España que sea importante y pueda atraer la atención de otros programadores después. Es mucho más complicado colar un largo que un cortometraje por una cuestión de duración, y también por competencia ante el aumento de largos independientes que ha habido en los últimos años. Nosotros hemos distribuido algunos largos, pero de manera mucho más minoritaria y con largometrajes canarios donde lo que mejor ha funcionado ha sido Julie y luego largometrajes documentales que tienen un circuito más fácil. En este momento tenemos en nuestro catálogo de distribución tres largometrajes documentales, entre los que está Las postales de Roberto que también es una producción nuestra».

La ópera prima de Dailo Barco, Las postales de Roberto ha sido la primera película producida por Digital 104 que no ha sido dirigida por alguno de sus integrantes. Encantados con el resultado, y no es para menos si tenemos en cuenta su participación en festivales como la SEMINCI, MiradasDoc o el FICLPGC así como la respuesta del público, Domingo J. González afirma que “pese a ser la primera película que hemos producido y que no dirigimos nosotros, la sentimos muy nuestra, está en la línea que nos gusta e incluso coincide con nuestra línea editorial vital con la que intentamos poner la luz en esos espacios tradicionalmente olvidados. Tenemos proyectos en esa línea esperando a salir”.
¿Cómo está siendo el trabajo de distribución de la película?
«La distribución ha sido complicada; conseguimos estrenar en la SEMINCI que ha sido un buen escaparate. La recepción allá fue buena. Ahora estamos intentando que la seleccionen en festivales, pero también que se vea. Es una película que puede gustar y funcionar por el boca a boca; de hecho en Tenerife funcionó gracias a eso mismo. En este momento buscamos una premiere internacional y otros festivales en España».
Digital 104 también se distingue como productora. ¿Se puede producir cine en Canarias a través de financiación privada?
«Existe un discurso sobre la financiación privada, pero nuestra experiencia durante todos estos años, y hemos vivido distintas épocas económicas, es que resulta muy complicado que una empresa privada ponga dinero en algo que difícilmente le vaya a traer beneficios, más allá de las desgravaciones y ese tipo de incentivos. La empresa no creo que conciba que este tipo de cine sea negocio, quizá sí en el caso de, por ejemplo, una comedia protagonizada por Carmen Machi que te va a reportar imagen. Pero aquí, que tienes que pelear para que tu película salga en los medios, que tienes que pelear al día, es difícil que la empresa privada participe; nosotros hemos tenido colaboraciones, pero la financiación no hemos podido hacerla sin financiación pública, salvo en películas con una financiación muy pequeña que asumimos nosotros, como el cortometraje Veneno (Jonay García, 2012) o Jardín barroco (Jairo López, 2014). En el otro lado tenemos a Modernos (Jairo López, 2014) que estuvo financiado por el Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, o La Viajante que se ha financiado con subvención del Gobierno de Canarias».

El director tinerfeño Miguel A. Mejías se encuentra inmerso en el rodaje de su primer largometraje, La Viajante, producida por Digital 104. Esta road movie de la que todavía no se ha desvelado mucho se rueda en Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura; durante la realización de esta entrevista la película afronta su segunda semana en Tenerife tras haber tenido que batallar con el tiempo inestable, Domingo J. González afirma que “es un rodaje complicado por la enorme cantidad de exteriores que nos hace depender de la climatología, pero aun así de momento ha ido bien. Hemos tenido algún parón por lluvia, pero también ha habido bruma que, por ejemplo, estaba en el guion”.
¿La película ha contado con algún tipo de ayuda de las Film Commission o incentivos por rodarse en el Archipiélago?
«Hemos tenido ayuda de logística, no de dinero. Se han gestionado muchas cosas a través de las Film Commission, como permisos, accesos de carretera…».
¿Han podido acceder a las ventajas fiscales como el 40% de deducción para películas con Certificado de Obra Canaria?
«No hemos accedido, pero esta película es un largo de ficción de bajo de presupuesto. Optamos primero a las ayudas del Gobierno de Canarias, pese a haber podido participar en las ayudas convocadas por TEA (Cabildo de Tenerife) o el ICAA, pero hemos considerado que con esta subvención se podía hacer».
¿El universo narrativo se sitúa en Canarias?
«Mmmmm déjame pensar si puedo contártelo (se ríe, piensa y dispara). No, los espacios son abstractos. Los distintos paisajes canarios son muy importantes, pero como elementos que aportan imágenes distintas. A través de algunos paisajes muy icónicos de Canarias se crea otro mundo. Podemos decir que es un escaparate del paisaje de Canarias. Hay exteriores de las tres islas, desde lo más verde a lo más desértico. Si entendemos el cine como un posible escaparate turístico, podría serlo, aunque solo se sabría que es Canarias en los créditos».
¿Algunas diferencias entre producir un largo de ficción y un documental?
«Hay muchísimas diferencias, tanto a nivel de equipo, presupuesto y organización de rodaje. En general un proyecto de ficción requiere, por ejemplo, cinco semanas seguidas de trabajo a parte de la preproducción que dura varios meses y el tiempo que se toma después la postproducción; de hecho, uno de nosotros, Jairo, ha tenido que parar su actividad para dedicarse solo a esto, porque si no sería imposible compatibilizarlo con otra actividad. Un rodaje supone once horas al día dedicado exclusivamente a eso. Por otra parte, el documental tiene la ventaja que se puede ir rodando a lo largo del tiempo, como fue el caso de Las postales de Roberto que se fue rodando a trozos, pero también puedes encontrarte con un documental de seguimiento que suelen ser autorales. Además, los equipos en el documental son más pequeños, nosotros teníamos con la película de Dailo Barco al director de foto que hacía de operador de cámara, el director de sonido, un par de personas de producción y poco más, en algún momento directoras de arte y maquilladoras. En la ficción el equipo de producción, sonido y fotografía son más amplios, necesitas un script…».

¿Cuántas personas están trabajando en la fase de rodaje de La Viajante?
«En La Viajante estamos trabajando alrededor de unas cuarenta personas, profesionales canarios, salvo los dos actores protagonistas que vienen de fuera. Las cifras cambian según las necesidades, por ejemplo, en Fuerteventura necesitaremos un equipo más reducido».
¿El regreso de las ayudas autonómicas propicia la actividad de producción en las Islas?
«No hay motivo para que no puedan ser propicias; otra cuestión es la forma en la que están planteadas las subvenciones, si son adecuadas y mejorables… Pero lo importante es que ahora hay subvenciones y antes no, lo que permite levantar proyectos de manera profesional, es decir, contratando a la gente, dando de alta en la seguridad social, con sueldos acuerdo a los convenios, es decir, se puede hacer un cine industrial. Es un momento más propicio, pero tenemos que comprobar si las subvenciones están bien planteadas para generar productos, porque ya conocemos casos en los que se han rechazado las subvenciones por no poder asumirlas. Por ejemplo, a diferencia de las ayudas de TEA que facilita el dinero antes de la producción, la ayuda del Gobierno de Canarias ofrece el dinero tras entregar la película, lo que obliga pedir un crédito u otras fórmulas para conseguir el dinero que luego tendrás que justificar para recuperarlo a través de la ayuda. Pero hay cineastas, como David Pantaleón o Samuel M. Delgado y Helena Girón que se van a estrenar en el largo gracias a estas ayudas».
¿Podremos ver entonces un pequeño boom en el largometraje estos años?
«Sí, al menos podremos ver cómo se enfrentan estos cineastas al largo que es algo que a mí me genera curiosidad como espectador y como compañero; me apetece ver un largometraje hecho por ellos, me guste más o menos. Ahora mismo ya dominan el corto y tienen un estilo muy marcado, por eso me genera curiosidad ver cómo se adaptan a ese otro formato».
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En 2011 creó la web sobre cine Esencia Cine (que ya extinguió sus servicios). Acompaña su actividad docente como profesor de Lengua Castellana y Literatura con el periodismo cinematográfico y la investigación sobre distintas cuestiones relacionadas con el audiovisual canario. Desde 2017 dirige Alisios. Revista del audiovisual canario.