Memoria Histórica. Entrevista a Daniel León Lacave

 

Política, sociedad, familia y un existencialismo doliente son algunas de las temáticas habituales del cine de Daniel León Lacave. Tras el éxito de “La Muñeca Rota”, su nuevo trabajo, “El Zoo de Papel”, ahonda en algunos de estos conceptos. Protagonizado por Borja Texeira, Yazmina Guerra, Víctor León, Lamberto Guerra, Pino Luzardo, José Antonio González y Iván Álamo, este cortometraje ambientado en la época de la dictadura supone un nuevo esfuerzo por parte del cineasta a la hora de seguir creciendo dentro de su filmografía y abordando historias más complejas, pero, aun así, coherentes con su visión cinematográfica. A continuación les ofrecemos una entrevista con el director, donde desgrana algunos de los elementos fundamentales de este nuevo cortometraje.

  1. Daniel León Lacave fue uno de los cineastas que se refugió en el cine de guerrilla con la llegada de la crisis y su impacto en el sector audiovisual. Principal representante de la modalidad de cine leve junto con Josep Vilageliu, en los últimos años hemos visto un regreso al cine de presupuesto, como es el caso de “El Zoo de Papel”.

Yo no renuncio a mi discurso de un, entre comillas, cine pobre, el cine leve. Este movimiento fue un poco lo que nos salvó a los cineastas independientes con inquietudes creativas durante la crisis; pero es cierto que hay determinados proyectos que no se pueden abordar desde una carencia de medios. Tanto mi anterior cortometraje, “La Muñeca Rota”, como “El Zoo de Papel” precisaban de cierto presupuesto, de ciertos medios y había que apuntarse al carro de lo aceptable industrialmente (una productora, una subvención), todo el proceso lógico o que muchos defienden como el lógico. Yo no estoy en contra, pero tampoco renuncio a mi discurso anterior.

  1. Uno de los aspectos que obligaba a salirse de los límites del cine leve era el carácter histórico de la historia, terreno que ya había abordado anteriormente el director.

El corto se sitúa durante la época de la dictadura. De hecho, en un momento se puede ver el número 1 de “El Capitán Trueno”. Eso nos sitúa ya en los años 50, aunque sin decir nunca en la fecha en la que estamos. Ciertamente es un reto. A mí me encanta. Una de las cosas que más me gusta del cine es la capacidad de contar historias que, en teoría, pasaron hace mucho tiempo. Es una de las maravillas que te brinda el cine. Mi camino anterior era ese, por ejemplo con “Los Pechos de Paula” y este tipo de cortometraje que hicimos en su momento, y he querido seguir por esa senda.

  1. Daniel León Lacave no esconde sus ideas políticas y, como en otros trabajos suyos, aquí el posicionamiento ideológico es determinante en el desarrollo de la historia y los personajes.

El cine es un medio de comunicación muy poderoso. Es arte, es negocio (en teoría), y es un medio de comunicación, para transmitir tus ideas. A mí me atrae bastante esa parte, pero es cierto que cuando uno trata de posicionarse, tanto política como socialmente, es muy fácil caer en el panfleto. Yo siempre he querido ver esto, y creo que si miramos atrás en mis otros trabajos lo podemos comprobar, de la siguiente forma. El discurso político es siempre a través del ser humano. Es un cine antropocéntrico, por decirlo de alguna manera. Cómo afecta todo eso a la persona. En “El Zoo de Papel” hemos hecho lo mismo. Cómo esa situación política afecta a las personas, a los personajes principales. El discurso político, que está ahí y que marca claramente la narrativa, está como telón de fondo.

  1. Efectivamente, sea cine leve o con un presupuesto detrás, el cine de Daniel León Lacave es un cine de personajes, de ahí que los actores jueguen un papel determinante.

Una cosa es la puesta en escena, que es lo que en una primera lectura pueda hacer atractivo el corto. Tenemos uniformes de guardias civiles, tenemos fusiles, tenemos uniformes de carceleros, vestuario de época. Eso es una puesta en escena muy atractiva. Pero en un segundo análisis, lo que vas a contar no lo cuentas con eso, sino con actores de calidad. Creo que hemos tenido la suerte de contar con los mejores actores que hay en Canarias (sin desmerecer a nadie, por supuesto), con una calidad interpretativa estupenda que hace creíble la historia. Sin eso, todo lo demás es el papel de regalo que envuelve la película. Una película tan íntima, tan centrada en las emociones humanas, si no tienes unos actores que la hagan creíble. Puedes tener el mejor vestuario, la mejor dirección artística (que son muy buenas), pero no estarás contando la historia realmente.

  1. Todo director aspira a formar un equipo recurrente. En este sentido, la sensación de continuidad en la obra de León Lacave queda plasmada en un grupo de actores que se han convertido en la imagen de su cine.

Nos conocemos muy bien unos a otros, sabemos de qué pie cojeamos cada uno, nuestras virtudes, nuestros defectos (que los tenemos a patadas). En cierta ocasión alguien me dijo “cuando se pongan todos tus cortos seguidos y vea siempre los mismos rostros, dirá, qué le pasa a este señor, es que no tenía otros actores”. Yo me siento muy cómodo trabajando con gente conocida, gente con la que puedo hablar y ellos me pueden preguntar. No hay esa distancia, ese recelo, sino que ya nos conocemos bien. Los seis actores principales son gente que ha trabajado conmigo muchísimas veces y nos compenetramos muy bien. Yo creo que gracias a eso podemos llegar al nivel artístico que hemos alcanzado.

  1. El sentido de familia en el equipo tiene tal arraigo que algunos de estos actores no sólo son fetiches de su cine, sino que también se han convertido en alter egos del director, representando ecos de su propia vida.

El otro día Borja Texeira y yo estuvimos haciendo cálculos. Yo tengo 24 trabajos a mis espaldas y, de ellos, en 12 ha intervenido Borja. Estamos hablando de un 50%, a pesar de la lejanía. Él vive en Madrid. Se fue de aquí hace ya casi 10 años, pero hemos seguido trabajando juntos. Yo he ido para allá, hemos rodado cositas leves, otras de mayor peso. Es un actor con el que me siento muy cómodo trabajando. Él debutó en mi segundo cortometraje, así que prácticamente podemos decir que debutamos juntos en esto del cine. Hemos tenido una relación magnífica durante todos estos años. Juntos coescribimos “Crónicas del Desencanto”. Hay una conexión muy buena y cimentada con los años. En “El Zoo de Papel”, a pesar de toda la parafernalia histórica, hay una historia de fondo con la que yo me siento identificado, la del padre que se sacrifica por sus ideas y espera que su hijo lo entienda y que sepa valorar que sea fiel a una serie de principios. En ese sentido, ese personaje es mi alter ego. Me siento identificado con eso. Todo lo demás, fusiles, uniformes, están ahí y están muy bien, pero esa idea subyace en el corto.

Iván Álamo fue también mi alter ego en aquella película autobiográfica que hicimos hace dos años, “Los Días Vacíos”. También tengo una conexión muy buena con él y somos amigos todos. Desde la amistad surge también la complicidad creativa. Iván es un actor, para mí, de lo mejor que hay. Sabe adaptarse a cualquier cosa que uno le plantee. No tiene miedo a hacer papeles pequeños. No tiene esa soberbia que he visto en otras personas (no en los que han trabajado conmigo, desde luego) de “no, si es un papel pequeñito, yo no lo hago”. Él lo mismo ha podido hacer un protagonista de un largo mío como un personaje secundario en esta película.

Mi hijo, Víctor León, es uno de los coprotagonistas de la película. Creo que también ésta es su sexta o séptima película, así que ya tiene un bagaje detrás. Cuando yo escribí este guion hace varios años, él tenía la edad perfecta para la historia. Ha ido creciendo y ya, cuando fuimos a hacerlo este año, hubo un momento en el que me dije “ay, yo no sé si ya se le ha pasado un poco la edad para el personaje”. Me planteé buscar a alguien más joven, pero después pensé que no, que yo podría llevar a Víctor por donde tiene que ser, precisamente por esa historia subyacente del padre y el hijo. Era mucho mejor contar con él para un papel que también tiene algo de alter ego, en lugar de buscar a otro actor. Si este corto se llega a retrasar dos años y él ya no lo hubiese podido hacer porque crece a una velocidad tremenda, pero todavía estaba dentro del margen.

  1. Este arraigo no sólo se aprecia en el reparto de sus cortos, sino también en el resto del equipo. Un ejemplo de ello está en la recurrente presencia del compositor Jonay Armas, quien vuelve a repetir en “El Zoo de Papel”.

Yo creo que éste debe ser el sexto trabajo que Jonay Armas y yo hemos hecho juntos. Nos conocimos cuando yo buscaba un músico para mi primer largo, “Crónicas del Desencanto”, y lo recomendaron. A mí me encantó aquella banda sonora. Me parece que es de las mejores que he escuchado en el cine canario. Después seguimos trabajando. Tenemos por ejemplo “Amanecer”, que se llevó un premio en el Festival Internacional de Cine de Hendaia y subimos los dos a recogerlo (el premio era de él, pero fuimos los dos muy contentos). Creo que es un músico excepcional. Desde la libertad creativa que yo le puedo dar, hay un trabajo ahí de conocernos mutuamente y saber dramáticamente lo que buscamos.

  1. Una vez acabado el cortometraje, empieza otro gran desafío, uno de los grandes obstáculos que tiene el formato del corto y el sector audiovisual en Canarias en general, la distribución.

Con “La Muñeca Rota” dimos un pelotazo artístico. Ha funcionado muy bien. Son más de 30 selecciones, seis o siete premios. Ha funcionado muy bien por todos lados. Ha estado en Italia, en Colombia, en Argentina, en Francia. También se trataba de un guion antiguo, que tardé mucho en levantarlo por su dificultad. Ya decíamos antes que el cine leve no lo puede absorber todo. Era un guion que sólo se podía hacer con ciertos medios. Ese “éxito” ha servido también para que productoras como Trotavistas se interesaran por producir un siguiente trabajo mío. No es lo mismo llegar con tu corto debajo del brazo, sin haber tenido un cierto éxito adquirido, que haber tenido el apoyo de elementos como el Catálogo. En principio, con “El Zoo de Papel” vamos a intentar seguir el mismo camino. Realmente el cortometraje tampoco tiene muchas más opciones. Uno lo hace, reza a la Virgen para que lo cojan en el Catálogo de Canarias en Corto, se garantice una distribución internacional, vaya al mayor número de festivales posible, lo vea el mayor número de gente posible y se repita la jugada de “La Muñeca Rota”. Es cierto que “La Muñeca Rota” era indiscutible, desde el punto de vista político, mientras que “El Zoo de Papel” se escora un poco hacía la bandera ideológica de la izquierda y habrá determinados sectores en festivales a los que no les va a gustar. Eso es un riesgo que uno asume cuando se posiciona políticamente. También es verdad que la duración del corto, 25 minutos, dificulta un poco más su movimiento, pero nosotros vamos a mantenernos en el mismo camino.