El “slow cinema” resplandece en el Festivalito

“Un blues para Teherán” y “Lobster Soup” deslumbran con propuestas cocinadas a fuego lento

La primera jornada del Festivalito ofreció tres sesiones en la Casa Cultura de El Paso, con un aforo de 60 personas (para respetar las actuales medidas sanitarias). En el primer pase se proyectaron 7 cortometrajes, una hornada de desigual resultado. En la balanza positiva se encuentran “El Alemán”, “Cuídate”, “Cancionero Latino. Volumen 1” y “Sinceridad”.

        “El Alemán”, de Rafael Navarro Miñon, cuenta, en una sucesión de planos asépticos y minimalistas, la historia de un jubilado y su némesis germano. Dividido en tres segmentos (“Nosotros”, “El cumpleaños de Ernesto” y “Aquello”), que se corresponden con las tres fases de una película: presentación, nudo, desenlace.  Presenta ecos resonantes de cine de Yasujiro Ozu.

        “Cuídate”, de Jonay García, es una sutil denuncia de la prostitución digital a edades tempranas. El realizador canario sigue en su línea de visibilizar temas espinosos como la violencia de género, el sexo de una persona con discapacidad o la explotación sexual en tiempos de internet.

        “Cancionero Latino. Volumen 1”, de David Pantaleón, hace gala de su habitual socarronería al establecer un irónico paralelismo entre la música del reguetonero Bud Bunny y las letras de jotas populares. Descacharrante. Por su parte, “Sinceridad”, de Andrea Caseca, establece una inteligente inversión de roles para denunciar la precariedad laboral en la actual sociedad española.

En la balanza negativa se sitúan “Evströnger”, “Real Chef”, “For Today´s People”. “Evströnger” es un chiste gore audiovisual. “Real Chef”, de Yolanda Roman, es un microdocumental sobre gastronomía que no aporta nada. Y “For Today´s People”, de Sonia Bautista, se lleva la palma al peor cortometraje del día. Intenta parodiar las entrevista de trabajo, pero solo queda en una parodia de sí mismo.

La segunda sesión la protagonizó el largometraje “Un blues para Teherán”, de Javier Tolentino, que tiende un puente entre Oriente y Occidente. “Este es un proyecto en el que he dejado mi alma y mi corazón”, comentó el experimentado periodista, que debuta como director de cine tras 22 años al frente del programa de radio “El séptimo vicio” de Radio 3 (RNE). Tolentino sigue la estela del cine de los iraníes Abbas Kiarostami y Jafar Panahi. No en balde participó en talleres cinematográficos con ambos cineastas.

Javier Tolentino (centro) presenta «Un blues para Teherán»

Tolentino, fascinado por el cine y la poesía persa, ofrece una mirada europea sobre una de los países más herméticos del mundo. Una mirada alejada del folclore mediático, que refleja un pueblo culto y sensible. Una película que invita al diálogo y la reflexión. Cine para espectadores sensibles.  

La tercera sesión del día correspondió a “Lobster Soup”, que contó con la presencia de sus creadores Pepe Andreu y Rafa Molés. Con el marchamo de haber sido exhibida en el Festival de San Sebastián, presenta un viaje a Islandia, a la Islandia más auténtica y que está en peligro de perder su identidad por la presión del turismo de masas. Un auténtico ejercicio de “slow cinema”, que muestra una historia cocinada a fuego lento. Esta sinfonía de la cotidianidad encierra una honda reflexión sobre la identidad del pueblo islandés centrándose en un grupo de pescadores jubilados que se reúnen todos los días en un café. “Hacer esta película fue como ir a pescar. Tuvimos mucha paciencia para captar momentos únicos”. Una filosofía de hacer cine que va a contracorriente de la sociedad contemporánea.

Los artífices de «Lobster Soup»