
“Fan film” de serie Z
Recientemente se proyectó en Multicines Tenerife (19 de enero 2023) y TEA (25 de enero del 2023): “Ico. Luz y sombra”, el debut en el largometraje del palmero Anatael Pérez, que hasta la fecha había rodado varios cortometrajes, del que destacamos “Frontera”, que se alzó con el primer premio del concurso Gáldar Rueda del 2021 promovido por el FIC Gáldar, un epatante filme sobre la inmigración. También cabe destacar su cortometraje “Luz roja”, una mirada humana a los afectados por la erupción del volcán palmero, que se hizo acreedor del premio Isla Bonita de La Palma Film Commission.
Anatael Pérez ejerce de hombre orquesta, no solo dirige, sino que escribe el guion, es artífice del montaje y de las ilustraciones. Muchos son los cineastas que se dan de bruces al dar el salto al largometraje y Anatael Pérez es uno de ellos. Partiendo de la base de que este largometraje de 62 minutos se ha rodado con apenas 2.000 € y “mucho corazón”, lo cual deja en evidencia de que se trata de un filme amateur, esto no es óbice para dejar constancia de que este primer largometraje presenta bastantes incongruencias.

Cocinado a fuego lento, entre 2012 y 2013, ha contado con mucho tiempo de edición, ya que ha transcurrido una década desde que empezó el montaje hasta su estreno en pantalla grande. Lo cual ha jugado en su contra.
“Ico. Luz y sombra” es una “fan film”, esto es que es la película de un fan que admira el videojuego homónimo, obra de Fumito Ueda, del que desconocía su existencia. A la salida del pase en TEA charlé con varios espectadores (asistieron 38) que conocían el citado videojuego y hubo disparidad de opiniones en sí el argumento era entendible o no para los profanos en el videojuego. El caso es que uno no tiene porque conocer el videojuego para entender la película.
A mi modo de entender el argumento no se sostiene. No se entiende bien de qué va la película. A lo cual contribuye que apenas tiene diálogos y cuando hablan lo hacen en una extraña lengua. Ante la escasez de diálogos la música es protagonista. La banda sonora, obra de Charlie Siete, es correcta. También se emplean sonidos enigmáticos (todo el sonido se hizo en posproducción). Nada que objetar al maquillaje y decorado artesanal.
Respecto a las interpretaciones, la mayor parte del metraje aparecen en pantalla solo dos actores. Sergio Castro y Mariela Candelario son dos intérpretes bisoños, que no me terminan de convencer.
Lo mejor del filme son los paisajes de La Palma: bosques de laurisilva, volcanes o la cascada (recreada artificialmente de forma ingeniosa). La película funciona solo a ratos y ofrece algunos planos interesantes como el plano estético del interior de un túnel, el infante caminando sobre un promontorio de lava o las imágenes aéreas de Las Manchas. Lo más destacado de esta irregular película, son los títulos de créditos finales con unas vistosas ilustraciones secundadas por la canción “Aquí estoy”, de Ima Galguen. Haciendo el juego fácil de palabras, la película tiene más sombras que luces.

Lo mínimo que le pido a una película es que me entretenga e “Ico. Luz y sombra” no lo consigue. Ya sabemos que las comparaciones son odiosas, pero el reciente mediometraje “Bancal”, del grancanario Rafael Montezuma, rodado con 8.000 €, y también con escasos diálogos, ofrece un trabajo notable que se estrenó en el IDFA de Holanda, uno de los mejores festivales de documentales del mundo, demostrando que con magros recursos se pueden contar buenas historias y llegar a la exhibición internacional.
Artículos relacionados

Licenciado en Historia del Arte y Periodismo. Gestor cultural especializado en
cine y cultura, ha publicado en 17 periódicos del territorio nacional. Dirigió la
revista “Musicalia”.
Ha cubierto más de 100 de festivales de cine: San Sebastián, Seminci,
Gijón, Sitges o Bafici (Buenos Aires), entre otros.
Ha llevado a cabo la documentación, entrevistas y producción de los
documentales “Déjame ser” (2014), “El doncel de Guerea” (2015) y “Amaro
Pargo: entre la leyenda y la historia” (2017).
Desde 2015 es el programador del festival DocuRock.
En 2016 obtuvo el premio de Periodismo de Investigación Leoncio Rodríguez,
que otorga el periódico “El Día”.
En 2019 publicó el libro “Camposanto de San Juan (1814-1983). Historia de
la ciudad de la Laguna a través de su primer cementerio”.