
El cine de David Pantaleón es una de las perlas más auténticas de toda la cinematografía canaria actual. Perla, no por lucir una belleza y un estilo imperecedero propio de las grandes producciones en términos económicos, sino por tratarse de un pequeño tesoro escondido en nuestros mares de imágenes. Hablar o escribir de películas como Belanglos, Tres corderos, o la más reciente El becerro pintado resulta a menudo un acto de audacia y en ocasiones de presunta pedantería; sin embargo, en contra de todo ello, la obra de Pantaleón no es pedante, aunque sí muy audaz.
El pasado 28 de febrero las casualidades quisieron que pudiera asistir en La Casa Encendida de Madrid a la proyección monográfica que la distribuidora Marvin&Wayne ha preparado sobre la obra del cineasta natural de Valleseco (Gran Canaria). El repertorio compuesto y proyectado en el siguiente orden: Perro Rojo, Belanglos, Apostasía, Por la puerta grande, Fiesta de pijamas, Modismos 3D, El Polinizador, Tres corderos, Fondo o forma, A lo oscuro más seguro y La pasión de Judas también pasó el 1 de marzo por el MUSAC de León y tres días más tarde por el Cine Zumzeig de Barcelona.
El valor de la proyección residió en la visión de conjunto que ofreció sobre la cinematografía de Pantaleón a lo largo de estos últimos 10 años que le han servido como fórmula de aprendizaje para afrontar la creación de su primer largometraje, el cual produce Volcano Films que y comenzará su rodaje este verano. Este proyecto generó en un espectador una de las preguntas que muchos nos hemos planteado: cómo funcionarán los elementos ya característicos del cine de Pantaleón en un largometraje. La respuesta del realizador grancanario parece señalar cierto continuismo cuando, entre otras cosas, señala su intención de emplear a “no actores” como ocurre con la Trilogía de cartón, nombre con el que el periodista y cineasta Samuel Alarcón hacía referencia a las películas Fondo o forma, A lo oscuro más seguro y La pasión de Judas que son interpretadas por alumnos del Centro Ocupacional de Valleseco. Sobre el trabajo en distintos proyectos con estos alumnos dijo que “hay ideas que surgen a partir de conocerlos”, de tal modo que el planteamiento en cada una de las películas experimenta una evolución sobre las posibilidades que prestan unos y otros.

Pese a todo, esta aparente limitación interpretativa no ha supuesto ninguna problemática al cine de Pantaleón, al contrario, en ocasiones permite reforzar el código de deconstrucción que habita en sus películas. Razón de esa capacidad solvente en la dirección de sus actores puede encontrarse, quizá, en su formación teatral, la cual también participa en la forma en la que plantea algunos planos –piénsense aquellas escenas corales donde se rompe la cuarta pared, o el uso habitual del plano general en que el encuadre se vuelve escenario teatral-. En cualquier caso, el cambio de rol desde la interpretación a la dirección le llegó al cineasta grancanario en una de las ediciones de El Festivalito, festival de cine exprés imprescindible para su cinematografía y en el que descubrió que lo que él quería no era actuar, sino dirigir. Películas como Perro Rojo, El Polinizador o El desembarco se han desarrollado en el contexto de este festival.
Sea un cine de ficción o de realidad, lo cierto es que David Pantaleón suele moverse más bien en el terreno de la performance y anda sin temor al desequilibrio. El teatro es la gran influencia en su cine, no hay duda, y por ende la literatura. En Por la puerta grande hace un uso literal del lenguaje, como las comedias de Quevedo, para reforzar la parodia y el chiste, aparentemente sencillo. En Fiesta de pijamas los créditos revelan la fuente de inspiración en la obra de Albert Camus, Los injustos. Así pues, por lo general, se percibe constantemente en el cine de Pantaleón la construcción de alegorías, lo cual responde a la manera con la que, según dijo, plantea su películas. El cineasta grancanario toma las películas como un juego en el que busca la manera de representar una idea; un juego en el que debe participar el espectador, porque a Pantaleón le gustan “las películas que se terminan en la cabeza del espectador”.

Su último cortometraje, El becerro pintado bebe de todo lo dicho anteriormente. Es una película con clara referencia a la cultura local, a la literatura (en este caso en el Éxodo de La Biblia), que emplea formalmente elementos heredados de su formación teatral, que presenta planos característicos en su filmografía y, en este caso, con un fuerte protagonismo de la música a través de los ranchos de ánimas. Sobre el uso del elemento musical David Pantaleón confesó que él piensa las películas sin música y luego, cuando esta aparece resulta importante. En esta película funciona además como elemento narrativo que ayuda al espectador a construir la lectura del filme. En cualquier caso Pantaleón se reafirma: “no me gustan los musicales, pero al final hago musicales”.
Durante el coloquio posterior a la proyección Samuel Alarcón habla, introduce ideas, intenta explicar al espectador la evolución en el cine del grancanario. Mientras tanto, Pantaleón mira el vaso vacío de su moderador, coge la jarra y le sirve agua. Luego, durante las preguntas, se vuelve atento, social, entrañable y divertido. Hay elementos de su cine que son difíciles de entender para una parte del público, sin embargo, él las explica, les da sentido, o al menos da a conocer el motivo de su creación o el uso de sus elementos; no se muestra erudito, es sencillo y responde con frases directas. Su cine, aparentemente complejo, difícil de entender en algunos casos, surge de lo natural, de la llamada a la provocación, es una linterna que alumbra a través de la ficción a la realidad. Sin embargo, tras esas perlas que forman parte de la filmografía canaria está un cineasta humano, una persona con conciencia social, sonrisa en la cara, gorra sobre su cabeza y un abrazo de bienvenida para extraños y conocidos.
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En 2011 creó la web sobre cine Esencia Cine (que ya extinguió sus servicios). Acompaña su actividad docente como profesor de Lengua Castellana y Literatura con el periodismo cinematográfico y la investigación sobre distintas cuestiones relacionadas con el audiovisual canario. Desde 2017 dirige Alisios. Revista del audiovisual canario.