‘La piel del volcán’, un yacimiento sobre la historia canaria

La realidad avanza cada vez más deprisa, sin pausa, sin posibilidad de advertir lo que llega, y, en muchas ocasiones, sin tiempo para analizar lo que ya pasó. Vivimos sumergidos en una sociedad líquida e hiperindividualizada, y al mismo tiempo, en un mundo globalizado y estanco. En este escenario repleto de contradicciones, lo local y lo nacional ha adquirido un valor en alza: el nuevo romanticismo abraza la tradición y lo folklórico, lo genuino de cada cultura para reivindicarlo frente al resto del mundo, para extender el conocimiento de lo particular al espacio de lo popular. Quizás esta sea la mayor oportunidad que las culturas regionales han tenido para dilatar sus propias vidas y reivindicar su necesaria existencia.  

Canarias, como territorio, como sociedad, como cultura, no vive ajena a este paradigma en constante evolución. “Lo canario” intenta sobrevivir frente a lo global, y en muchas ocasiones, quizá demasiadas, sin mucho éxito. La sociedad de las Islas desconoce su pasado; no solo el remoto, sino el de más reciente aproximación. La sociedad de la imagen imprime mayor importancia a lo de fuera que a lo propio, y el conocimiento sobre la realidad social, científica y cultural de las Islas es ínfimo y en ciertas ocasiones alimenta un desprestigio injusto y establecido a priori. Todo ello produce un silencio sobre el territorio insular, una censura (a veces autoimpuesta) sobre nuestro propio acento. Ante este contexto, la cultura canaria, en sus diversas manifestaciones, ha florecido entre el cemento de hoteles belgas para rescatar y reivindicar su legado, su futuro y su propio espacio presente.

El cine canario, ese gran desconocido por la sociedad de las Islas, ha contado con diferentes voces que han reivindicado lo canario desde distintas miradas y recorridos. Una de las carreras más auténticas de la última década ha estado protagonizada por el cineasta grancanario, Armando Ravelo, quien, desde el Proyecto Bentejuí, ha ido construyendo una mirada propia sobre el pasado más remoto de las Islas, con una especial atención sobre el mundo aborigen en el periodo de la conquista castellana. Ansite (2012, 27 min.), Mah (2016, 25 min.), La tribu de las siete islas (2017, 90 min.), La cueva de las mujeres (2018, 28 min.) y Los ojos de la tierra (2019, 29 min.) constituyen el recorrido, la evolución del cine de Ravelo tras el Proyecto Bentejuí hasta llegar a La piel del volcán (2021, 90 min.), su ópera prima formal en el largometraje, y pieza heredera de los aprendizajes adquiridos en todas esas experiencias -en su ópera prima podemos encontrar ciertos ecos y guiños a dichos proyectos-.

Fotograma de La piel del volcán (Armando Ravelo, 2021)

La historia de La piel del volcán se divide en tres hilos narrativos distintos, pero conectados entre sí de una manera sencilla e inteligente. Raquel (Yanely Hernández), una arqueóloga, descubre un interesante yacimiento arqueológico en el que se encuentran dos enterramientos de épocas muy distintas: finales del siglo XV y el año 1941. A partir de ese hallazgo, la película desarrolla la historia de esas vidas olvidadas, al tiempo que muestra su impacto en el tiempo presente a través de un acertado montaje en paralelo enriquecido por el tono poético que imprime Armando Ravelo en el film. La película, indudablemente, se convierte en sí misma en una mirada personal sobre el pasado (y presente) de Canarias, pero, ante todo, en una reivindicación de la historia local. Ravelo consigue reencontrar al espectador de las Islas con su pasado, pero también pretende dar a conocer su visión historicista más allá del Archipiélago a través de una propuesta narrativa de tono comercial que tiene cabida en salas alejadas de nuestras costas -sin duda, podría ser abrazada por el público latinoamericano y nacional-.

Se puede advertir cierto posicionamiento político si atendemos a la identidad de los tres protagonistas que interpreta el grancanario Maykol Hernández (un aborigen canario que lucha ante la conquista castellana, un pescador y poeta republicano, y un periodista independiente que destapa casos de corrupción política). Si bien es cierto que en ningún momento se advierte una politización de la trama, ni adquiere especial relevancia que los otros (castellanos, franquistas y la sociedad corrupta a la que pertenecemos) ocupen una tímida posición de antagonistas en cada uno de los hilos conductores. Lo que subyace, la esencia de La piel del volcán se encuentra en el dibujo histórico que esboza sobre la identidad canaria y su evolución decadente: el canario pasa de defenderse frente al foráneo, a devorarse a sí mismo, primero ante la división entre hermanos, luego ante su propia corrupción.

Fotograma de La piel del volcán (Armando Ravelo, 2021)

En cualquier caso, La piel del volcán suma su discurso al de otras películas canarias que han reflexionado sobre la historia local. Desde Guarapo (Teodoro y Santiago Ríos, 1988), o Mararía (Antonio Betancor, 1998) que han sido anunciadas por Ravelo como precedentes históricos a su nuevo largometraje, a proyectos más recientes como El vuelo del guirre  (Teodoro y Santiago Ríos, 2007), o toda una corriente de cine de no ficción y documental entre las que destacan propuestas como Viudas blancas (Ana Pérez, Dailo Barco, Estrella Monterrey, 2012), Cubillo, historia de un crimen de estado (Eduardo Cubillo, 2012) o las más recientes El Huido (Pablo Fajardo, 2018) y De los nombres de las cabras (Silvia Navarro, Miguel G. Morales, 2019). De esta forma, podemos destacar un interés creciente (aunque aún tímido) en el cine canario por bucear y reflexionar sobre los tiempos que nos preceden y la identidad local, siendo más prolífera la producción de piezas documentales o de no ficción, y algo más anecdótica la creación de largometrajes de ficción que abordan esta cuestión -la ficción canaria se ha diversificado en otras temáticas como bien recoge el artículo de Jairo López Por un puñado de largos publicado en el segundo número de Alisios. Revista del audiovisual canario- y donde el cine de Armando Ravelo y esta suerte de La piel del volcán constituyen la principal voz ficcional por trayectoria reciente e interés constatado.

Así con todo, La piel del volcán resulta un tesoro audiovisual que ha llegado a las salas canarias este viernes 21 de mayo de 2021, tras experimentar su rodaje, postproducción y estreno en tiempos pandémicos -es el primer largometraje de ficción que llega a las salas este año, en un segundo trimestre en el que se esperan también a Solo una vez (Guillermo Ríos), La Viajante (Miguel Ángel Mejías) y Entre perro y lobo (Irene Gutiérrez)-. La película que, según sus creadores ha contado con recursos escasos, presenta un resultado notable que goza de momentos de una belleza poética reseñable (sobre todo a partir de la segunda mitad de la película) y sobre la que cabe destacar el protagonismo de la banda sonora creada por Navid Hejazi y el gran trabajo de interpretación del elenco principal: el ya mencionado Maykol Hernández, y la actriz y el actor grancanarios Yanely Hernández y Mingo Ruano.

De izquierda a derecha: Mingo Ruano, Yanely Hernández, Maykol Hernández y Armando Ravelo en el prestreno de La piel del volcán en Tenerife

Si bien la introducción del film podría adolecer ciertas carencias narrativas que pueden justificarse tras el visionado conjunto de la película, se puede celebrar el desarrollo de la trama y la conclusión final, donde se encuentra el punto más elevado de la enorme metáfora que se esconde detrás de la construcción historicista de la película, y que para quien escribe estas líneas tiene relación con esa evolución decadente de la identidad canaria frente a los otros, sobre la que Armando es capaz de arrojar una luz esperanzadora al desempolvar los restos de nuestra historia: una historia olvidada, ninguneada y desconocida por la sociedad isleña. De esta forma, tras su visionado, se hace patente la necesidad de continuar reflexionando sobre quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser.

La piel del volcán no es una película sobresaliente, pero sí valiente, como lo es la carrera artística de Armando Ravelo, su director. La piel del volcán es una película canaria hecha para el público canario, pero con opciones más allá de nuestras orillas (ojalá así sea). La piel del volcán no representa un relato fiel sobre la historia de Canarias, pero sí invita, anima y reivindica que esta se dé a conocer. La piel del volcán es narrativa, pero también lírica. La piel del volcán te hará disfrutar de cada uno de sus noventa minutos.  

Tráiler de La piel del volcán (Armando Ravelo, 2021)
Cartel oficial de La piel del volcán (Armando Ravelo, 2021)