
Con el Auditorio Teobaldo Power prácticamente lleno, el XII Festival de Cortos Villa de La Orotava dio la bienvenida a los primeros ocho cortometrajes que forman su Sección Oficial. Una selección que anoche se presentó variada, entretenida y con un nivel bastante alto que puso al espectador en un compromiso a la hora de dar su valoración. A falta de ver los siete trabajos restantes, podemos afirmar que este año el Festival puede estar muy satisfecho, por la calidad de su propuesta y la inmejorable respuesta del público, siempre fiel, de la Villa norteña.
La noche estuvo conducida por el cómico conejero Kike Pérez, un personaje sin pelos en la lengua, con un humor soez y directo al órgano de la risa del espectador. Funcionó muy bien en su papel de presentador, y de seguro volverá a deslumbrar en la Gala de Clausura de esta noche, a la que asistirá la actriz majorera Mariam Hernández –prevemos chiste asegurado-. En cualquier caso, las proyecciones se dividieron en dos partes bien equilibradas, dando, en su conjunto, reflejo de algunas cuestiones sociales que preocupan a nuestra sociedad contemporánea.
Sobre esta lectura social podríamos hablar de Un billete a nunca jamás (Jorge Naranjo, 16’), Tres (Fabia Castro, 3’), Cunetas (Pau Teixidor, 19’), Piscina (Carlos Ruano, 10’), Siempre fui Alex (Roberto Ruíz Céspedes y Sancho Ortiz de Lejarazu, 7’) y Compatible (Pau Bacardit, 15’). Sí, de prácticamente toda la selección de ayer se pudo extraer una preocupación sobre algún aspecto social.
En el caso de la película de Naranjo, la ficción se muestra con un nivel de realidad tan conseguido que sorprende. La dirección de actores es insuperable, de lo mejorcito que hemos podido ver en esta edición, sacándole todo el partido a la actriz protagonista, Rosario Pardo, una ACTRIZ de las que se echa mucho de menos últimamente en nuestro cine. Pero lo que aporta Naranjo, no solo es pura realidad –la sensación de estar en la casa de una familia andaluza es completa-, sino que se aprovecha de la misma para esbozar el retrato triste del sufrimiento interno de la figura de la madre en nuestra sociedad patriarcal. Una reivindicación a la libertad de las mujeres, de las madres sumisas y trabajadoras del hogar. Un billete a nunca jamás es una belleza de película, un verdadero placer cinematográfico.

Por su parte, en Cunetas, Pau Teixidor explora el territorio de la Guerra Civil sin demasiado acierto. La película no aporta ningún elemento nuevo a este subgénero temático del cine español, y no aprovecha algunos elementos que muestra de manera testimonial en la película. Uno de ellos es la represión de las segundas lenguas, que no se toca, pero se siente en nuestro contexto actual. Es de agradecer, no obstante, que la memoria siga siendo protagonista de nuestra ficción, por mucho que se la critique desde algunos sectores. Lo cierto es que, cuando vemos la realidad que nos rodea nos damos cuenta de que es muy necesaria.
Igualmente necesaria es la visión crítica que Pau Bacardit construye en Compatible sobre la abusiva implantación de la tecnología en nuestras vidas. A través de una historia de ciencia ficción bien contacta, pero a la que le falta profundidad en su universo imaginario, la película nos muestra un futuro en el que los individuos diseñan su personalidad y gustos a través de un dispositivo que integran en su cuerpo. La libertad de configuración la determina una empresa, las modas y corrientes comerciales del momento. Bacardit nos invita a observar lo que somos, o lo que quieren que seamos, en un mundo contaminado por la imagen, la publicidad, y una tecnología que se vuelve prolongación de nuestro sistema orgánico.
Finalmente, este apartado de lo social se podría cerrar con el trío formado por Piscina, Siempre fui Alex, y Tres. La homosexualidad y la transexualidad se abordan de distintas formas en estos tres proyectos, demostrando que todavía hoy, pese a la aceptación social alcanzado, todavía son cuestiones que protagonizan historias. En el caso de los cortometrajes de Carlos Ruano y Fabia Castro el mecanismo que se emplea para producir la aceptación es la comedia; sin embargo, en ambos proyectos falla el elemento de realismo. Con Piscina nos encontramos con dos personajes tópicos, bien construidos, pero que se mueven en una trama acelerada y efectista. Por su parte, en Tres falla la construcción de los personajes, y una concisión que trata la formación de un trío lésbico como algo cómico, perdiendo el efecto naturalizador que quizá busca.

Punto y aparte merece Siempre fui Alex. Este corto documental dirigido por Roberto Ruiz Céspedes y Sancho Ortis de Lejarazu sorprende en lo formal. Ante el espectador corren distintos cortes de imágenes de Alex en distintas acciones de su vida cotidiana. Pequeños clips grabados en cámara en mano y con un acompañamiento musical que simulan la realización de una pieza doméstica centrada en el infante. Sin embargo, el último plano desvela la verdadera identidad de Alex, un niño transexual, es decir, una niña que quiere ser niño. Una revelación que asombra o despista al espectador, que en ningún momento piensa que aquella persona que veía sonreír y jugar en la pantalla fuera una chica. Ahí radica la virtud de este documental, que elimina diferencias, hasta el punto de complicar su entendimiento para el público general al que se dirige.
Finalmente, la primera sesión de la Sección Oficial se completaba con Caronte (Luis Tinoco Pineda, 16’) y Marta no viene a cenar (Macarena Astorga, 17’). La película de Tinoco se mueve en un metauniverso de ciencia ficción que se identifica con la realidad imagina de un videojuego de Nintendo DS. Una película que nos cuenta una historia donde destaca el trabajo técnico y de efectos especiales desarrollado, dejando la propia narrativa un tanto ninguneada, pero en cualquier caso, siempre presente, ya que sostiene y justifica el artificio de su batalla espacial.
En el caso de Marta no viene a cenar queda patente lo difícil que es construir una comedia. La película funciona gracias a las interpretaciones de las hermanas Natalia y Celia de Molina; sin embargo, el ritmo en el montaje rompe con la inmersión en la ficción a la que invita al espectador durante la primera parte de la conversación entre ambas. Por otro lado, el desenlace se muestra evidente e impide la sorpresa, el golpe de risa final. Pese a todo, la película funcionó con el público, y fue una de las caras amables de la primera noche de esta Sección Oficial de Cortos Orotava. En unas horas se pondrá la guinda a esta edición de tan buenas sensaciones.
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En 2011 creó la web sobre cine Esencia Cine (que ya extinguió sus servicios). Acompaña su actividad docente como profesor de Lengua Castellana y Literatura con el periodismo cinematográfico y la investigación sobre distintas cuestiones relacionadas con el audiovisual canario. Desde 2017 dirige Alisios. Revista del audiovisual canario.