“Madre” y “29 de febrero”, ganadores del XII Festival Cortos Orotava

Un Auditorio Teobaldo Power a reventar puso la nota final a la gran fiesta del cortometraje que estos días se ha estado celebrando en La Orotava. La duodécima edición del festival norteño recuperó el pulso de anteriores ediciones, desplegando una programación que pudo contentar a todo tipo de públicos, con una organización, como siempre, fantástica. Veinticinco cortometrajes, diez de ellos canarios, fueron protagonistas absolutos, y ejemplo de los signos de recuperación económica que afecta al cine, con el aumento de las ayudas en distintos puntos de la geografía nacional.

La noche arrancó de buena manera, con la presentación a cargo de Kike Pérez, quien supo rescatar al público de algunos dramas que protagonizaron el desenlace de esta edición. Se abrió la sesión con Princesa de Hielo (Pablo Guerrero, 16’), apoyada por la productora de Almodóvar, El Deseo. Pablo Guerrero desarrolla una pequeña historia sobre el complejo de unos padres con que los gustos “femeninos” de su hijo varón. Una película sencilla, nada sorprendente, pero bien narrada, que deja en evidencia al espectador y a la sociedad tradicionalista y sexista en la que vivimos. Con una temática claramente similar a algunos cortos de la jornada anterior (Piscina o Siempre fui Alex), en este caso el encuentro con el público fue más eficaz.

Por su parte, en Flash Back (Alberto Piedrola, 13’), se nos traslada a un juego de ciencia ficción sostenido por los viajes en el tiempo y sus posibles consecuencias. Con un planteamiento que tiene reminiscencias directas a Una cuestión de tiempo (Richard Curtis, 2013), la película carece de originalidad, ritmo y credibilidad, produciendo cierta sensación de rechazo, y dificultando la inmersión del espectador en la trama. El abuso de la voz en off del narrador, evidencia su necesidad de contar con palabras lo que la imagen no puede, y el resultado, previsible, no justifica todo lo anterior.

Mucho más dinámica y entretenida fue la comedia “sangrienta” de Silvia Conesa. Evströnger arranca la risa del espectador en tan solo tres minutos, mucho menos tiempo que el que tardarán sus protagonistas en montar un mueble de “Ikea”. Lo jocoso se produce con la fantasía siniestra de las instrucciones, las cuales incitan a los protagonistas a matarse mutuamente. Más allá de lo cómico, la película también cuestiona la falta de libertad del individuo, la poca personalidad que presenta la sociedad contemporánea. Trasfondo similar al que encontramos la noche anterior con Incompatible, o en The App, que cerró esta jornada.

«Madre» (Rodrigo Sorogoyen)

Finalmente, la primera parte de la sesión se cerró con Madre (Rodrigo Sorogoyen, 18’), un drama intenso y muy bien ejecutado desde la dirección, la fotografía y el plano interpretativo, liderado por una fantástica Marta Nieto. A través de un plano secuencia, el espectador atiende con ansiedad a la llamada que una madre recibe de su hijo de seis años, quien se encuentra completamente solo en una playa francesa después de la repentina huida de su padre. La ejecución es maravillosa, con una puesta en escena que merece un análisis aparte. Sin embargo, la transformación de Marta Nieto bien merecería un Goya, y es que la actriz murciana aporta total credibilidad y realismo a un relato que dejó el corazón encogido al público de la sala.

Por suerte, Kike Pérez recuperó el ánimo de los asistentes antes de sumergirnos en la recta final del espectáculo. Vida y muerte de Jennifer Rockwell (Javier Roldán, 12’) se mostró como una de las películas más originales de esta edición. Su propuesta, extraña y un tanto grotesca por lo físico de su planteamiento, fue una de las piezas más originales de toda la selección. Sin embargo, Roldán abusa de la voz en off para dotar a su historia del cuerpo narrativo necesario para que el espectador entienda y conozca al personaje; lo cual, aunque justificado, afea el resultado final.

Otro de los cortos más inquietantes de la noche fue Centrifugado (Mireia Noguera Canellas, 11’). El mayor acierto de la cinta de Noguera se encuentra en engañar al espectador, de ofrecerle dos puntos de vista de una misma situación, para dar cuenta de una problemática sanitaria concreta. Una idea sencilla, bien resuelta, pero que quizá quedó nublada tras el final sobresaliente de la última propuesta.

The App (Julián Merino, 16’) fue, sin duda, junto a Madre, el mejor corto de la noche. Su propuesta ligaba con el planteamiento que en la jornada anterior mostró Compatible (Pau Bacardit, 15’). Sin embargo, la película de Merino juega con la comedia con un Carlos Areces más comedido de lo habitual, pero al que el papel le queda como un guante. Divertida y doblemente crítica, The App se posiciona como una pieza que critica lo absurdo de nuestra sociedad tecnificada y sobreexpuesta a la adicción digital. No hay libertad en el sujeto, quien responde a las ecuaciones matemáticas de una aplicación carente de realidad.

«The App» (Julián Merino)

Así, se llegó al punto álgido de esta Gala de Clausura: la entrega de premios. Sorprendentemente, 29 de febrero, de Ángel Valiente, se llevó el premio al Mejor Corto Canario que fue concedido por el voto del público, pese a que la propuesta, para quien escribe, fue sin duda la más prescindible de todas las seleccionadas. Por otro lado, el público también reconoció al corto de Macarena Astorga, Marta no viene a cenar, premiándola con su voto. El palmarés de la Sección Oficial se completó con Compatible (Pau Bacardit), tercer premio; The App (Julián Merino), segundo premio, y Madre, de Rodrigo Sorogoyen, que se llevó el premio al Mejor Cortometraje de esta edición, y el Premio a la Mejor Dirección de Fotografía.

De esta manera, el jurado formado por Emilio Ramal, jefe del departamento de actividades y audiovisuales del Tenerife Espacio de las Artes (TEA), Miguel Miralles, profesor de imagen y sonido del IES La Guancha, Verónica Galán, periodista y actriz, Enrique Carrasco, profesor de la Universidad Europea de Canarias y María José Manso, coordinadora de La Palma Film Comission, acertaba de lleno con su elección, pudiendo echar en falta, por su realismo y buena dirección de actores, la propuesta de Jorge Naranjo, Un billete a nunca jamás.

Por otro lado, el Viceconsejero de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Aurelio González, quien hacía entrega del segundo premio, quiso aprovechar el momento para afirmar que el Gobierno “va a seguir apoyando al cine en las Islas”, tal y como sostuvo en la presentación del festival la jornada anterior. En cualquier caso, desde Alisios celebramos el buen hacer de este festival, de éxito indiscutible, y de futuro, esperamos próspero. Su compromiso con el audiovisual canario se ha visto reflejado durante años con su Sección Canaria fuera de concurso; sin embargo, en busca de sumar nuevos tantos, quizá, para las futuras ediciones, sea conveniente dotar al corto canario de un jurado profesional que lo evalúe. El público siempre tiene la razón, pero existen otras muchas razones. Comienza de nuevo la cuenta atrás. ¡Hasta la próxima edición!