Tenerife Shorts. Día 2. Como Cortos en la Lluvia.

A pocas semanas de la entrada del invierno, las primeras “lluvias” del otoño hicieron aparición durante la segunda jornada de proyecciones del V Tenerife Shorts. El ambiente tranquilo del TEA (Tenerife Espacio de las Artes) fue acompañado por las múltiples conversaciones que poblaron las puertas de la sala antes de arrancar el primer pase de la jornada. El cine no solo compete al acto de mirar y escuchar una pantalla, es, fundamentalmente, un arte social, que se disfruta en compañía, que genera debate e impresiones compartidas. Así, con una sala a medio llenar, las imágenes volvieron a circular sobre el manto blanco con el que se visten las películas, antes y después de despertar.

1. Internacional 3 (Attua Alegre)

El primer pase lo componían Aliens (Luis López Carrasco, 23’), Preparation (Sofía Georgovassili, 16’), Shuvit (Jennifer Reeder, 6’), Fishes, Swimmers, Boats (Dmitry Geller y Andrey Koulev, 9’), Amateurs (Naveen Padmanabha, 12’) y Kapitalistis (Pablo Muñoz Gómez, 15’). Una selección variada, tanto en género como en formas, que descubrió al espectador una diversidad de miradas alejadas, en general, de los marcos convencionales a los que acostumbra acercarse el público generalista. Pese a todo, no fue una sesión especialmente llamativa, pero si repleta de pequeños detalles que invitaban a mantener, tras el apagón del proyector, nuevas conversaciones en las proximidades de aquella generosa sala.

La propuesta de Luis López Carrasco, Aliens, fue sin duda una de las más interesantes de todo el repertorio inicial. Acostumbrados a la voz del “yo”, Carrasco trabaja lo biográfico desde una falsa primera persona, captando el discurso y las imágenes de la artista Tesa Arranz (figura de La Movida Madrileña, cantante de Zombies, y retratista de alienígenas). Su identidad estrafalaria, su vida agitada y esperpéntica, superan incluso lo extraño de esos retratos de extraterrestres que dibuja en busca de una realidad nueva, ajena a la monotonía agotada de su contexto vital. El poder del documental se encuentra en el discurso; no obstante, el uso de imágenes de apropiación, así como el empleo del formato vídeo, dan como resultado una pieza que se escribe como una descripción que salta de Arranz para extenderse a una época de cambio, de aspecto deformante, de pura transición cultural de lo extravagante y grotesco, a lo pulcro, superficial e inocuo.

La inocuidad es lo que busca uno de los personajes de Preparation, un drama dibujado con una exquisita economía de recursos por la realizadora griega Sofía Georgovassili. Tres generaciones de mujeres comparten una vivienda ajena, en la ficción, al mundo exterior, extensa de la figura del hombre, centrada en la muerte una de ellas (segunda generación). Su pronto fallecimiento es tomado con un rechazo que se expresa a través del intento de eliminar sus futuras e inevitables respuestas de tristeza. Sin embargo, para su madre y su hija, es innecesario, incomprensible, inhumano. El dolor de la pérdida, la naturaleza de su sentimiento, es indestructible; no hay preparación que valga. Un anillo nos remite al hombre, un diálogo a otra esfera social alejada de esas cuatro paredes inmóviles, perennes, contrarias a la circulación de la vida. Georgovassili logra generar ese diálogo con el espectador a través de un trabajo de actores, de miradas, de un lenguaje no verbal que grita al espectador.

Muy pocos recursos le bastan también a la estadounidense Jennifer Reeder que nos transporta brevemente a la relación de un padre y un hijo en Shuvit. Dos polos que se oponen ante una realidad, el skate: la pasividad del padre, frente a la acción del hijo. Lo más interesante del cortometraje de Reeder no se encuentra en su historia, casi difuminada por lo realmente interesante, la técnica, la forma. Haciendo uso de sobreimpresiones, Reeder dibuja un espacio social, una descripción de ese ambiente urbano sobre el que el pequeño avanza sin miramiento. Como en Sunrise (1927) de Murnau, lo “otro” se coloca sobre el verdadero foco de la acción, mostrando dos e incluso dos realidades que se interrelacionan en un mismo plano. Ahí, en esa economía del tiempo, en esa habilidad por explotar los recursos cinematográficos, reside el auténtico valor de una pieza que, por lo demás, resbala.

Rompiendo con todo lo anterior, llegaba en el ecuador Fishes, Swimmers, Boats, una cinta de animación de coproducción china, rusa y búlgara, dirigida de manera conjunta por Dmitry Geller y Andrey Koulev. La película, de una belleza indiscutible, acude a elementos tradicionales de la ilustración del gigante asiático: el uso de la tinta, la acentuación de la profundidad de campo, el trazo sencillo sobre el perfil del cuerpo humano… del mismo modo, las referencias a la cultura china se encuentran en la gastronomía, en los gestos de los personajes, la gastronomía… En cualquier caso, la propuesta se presenta como una metáfora de las consecuencias de la acción humana sobre el medio, en un plano donde, curiosamente, lo humano se representa de manera idílica, decorando lo folklórico.

Amateurs, del realizador indio Naveen Padmanabha transporta al espectador a un espacio donde el uso de lo analógico, de lo extinto, se vuelve protagonista. Un enamoramiento por el uso no profesional de tecnologías hoy innecesarias en la vida doméstica o privada. La película se plantea a través de unos intertítulos y una serie de conversaciones que establecen unos personajes desde La India con profesionales de la Estación Espacial Internacional que construye una descripción del hecho amateur, de la pasión y su límite. Sin demasiados atrevimientos formales, firma, no obstante, un título simpático y de buen gusto.

Finalmente, la primera sesión del sábado se cerraba con la cinta de Pablo Muñoz Gómez, Kapitalistis, de producción belga/francesa. Sin duda, la propuesta más convencional de este bloque y la que consiguió despertar más reacciones en el público, en forma de risa o carcajada. El planteamiento es sencillo; en una familia atacada por los efectos de la crisis económica, un padre busca un segundo empleo que le permita regalarle a su hijo por Navidad el regalo estrella de ese año: una mochila de fabricación china de precio desorbitado. Así, siguiendo una estela ya conocida, se plantean distintas situaciones que parodian, con un tono social crítico, los entresijos de la devaluación laboral en la Europa Occidental. Entretenida, bien narrada, pero de menor interés cinematográfico si la comparamos con el resto.

2. Internacional 3 (Manuel Díaz)

Tras un descanso nuevamente un tanto excesivo (una hora de receso) y que promovía que aquellos espectadores que no estuvieran muy motivados optaran por no quedarse a la segunda sesión, dio comienzo la última muestra de cortometrajes con opción a premio. La proyección dio comienzo con “Hairat”, hermoso cortometraje con una espectacular fotografía en blanco y negro, y que nos presenta la tierna y sugerente relación entre un hombre, Yussuf Mume Saleh, y una manada de hienas, a las que alimenta, acercándolas incluso a su rostro. Coproducido entre Étiopía y México, los dos países en los que se crió su directora, Jessica Beshir, la cinta usa como hilo conductor un poema de Elias Shagiz Adonay Tesfaye que habla sobre el sufrimiento, la pérdida y el amor. Visto previamente en Sundance, el Festival InternacionaL de Cine Documental de Amsterdam (IDFA) y en el festival de Guanajuato, la pieza de Jessica Beshir es un trabajo hipnótico y de gran belleza, en el que confluye de maner orgánica el peligro, el amor y la poesía, con unas imágenes de gran fuerza y con una sensación de ensoñación, de irrealidad, aportadas por la falta de referencia geográfica que aporta la opacidad de la noche.

De una manada de animales en libertad, pasamos a otra en cautiverio con “Vétérane”, cinta ambientada en el interior de un prostíbulo, en el que las diferentes mujeres se van mostrando a los hombres que llegan, ansiando ser seleccionadas. El título hace referencia a Camelia, la mayor del grupo y que debe competir con la juventud de sus compañeras. Visto en los festivales de Wintherthur y Namur, este corto de producción canadiense y dirigido por Pier-Phillippe Chevigny llama la atención por el modo en que trata el tema de la dignidad en un lugar generalmente vinculado con la degradación moral y sexual de la mujer. Aquí el esquema de valores cambia, convirtiéndose la sexualidad en la moneda de cambio del valor de los personajes. Camelia se siente despojada de su dignidad, no por tener que acostarse con hombres a cambio de dinero, sino por ser rechazada continuamente, frente al atractivo de una compañera más joven y voluptuosa. La cámara de Sevigny evita el morbo, la representación en pantalla del sexo y, de manera elegante, se centra con una mirada intimista en los rituales que acompañan a estas mujeres. El resultado es un trabajo visualmente muy cuidado y  refinado, con una narración pausada y concisa, que trata con suma inteligencia y respeto una temática tan delicada.

“Gros Chagrin”, mejor cortometraje en el Festival de Venecia y seleccionado también en Wintherthur, Bucheon y Estocolmo, devolvió a Tenerife Shorts la temática de la ruptura tras títulos como “Antes de Irme” o “La Casa del Árbol”. Aquí la memoria juega un papel fundamental e influyente también en la propia estructura fragmentada del relato, ideado como un fluir de ideas más que una línea cronológica convencional. La cinta conjuga también imagen real con animación, de manera que el espectador realiza un viaje a la mente perjudicada por el alcohol del protagonista. La fusión de diferentes formatos le da al trabajo su singularidad y logra transformar lo que es un argumento convencional en un resultado distintivo y personal, aún así, “Gros Chagrin” nos resultó la propuesta menos interesante de esta segunda tanda de cortometrajes.

El siguiente título proyectado entra también dentro de los cortometrajes de animación seleccionados por Tenerife Shorts y que llegaba tras su paso por Toronto, Annency o la sección Director’s Fortnight del Festival de Cannes, entre otros. Realizado con la técnica del stop-motion y dirigido por Niki Lindroth von Bahr, “Min Börda” es una de las propuestas más particulares y curiosas de las escogidas por el festival. A medio camino entre los collages animados de Terry Guilliam para Monty Python, el “Fantástico Mr. Fox” de Wes Anderson, o algunos de los cortos delirantes de David Lynch, se trata de un musical ambientado en un particular centro comercial poblado por una fauna bastante particular. El cruce de humor, angustia existencial y delirio visual coloca al espectador entre la risa fácil por toda la comicidad de lo que sucede en pantalla y la incomodidad emocional por la atmósfera turbia que se desprende a través de los números musicales y los personajes que deambulan por la pantalla.

Cerró la jornada “Tex”, cinta holandesa realizada por Jonas Smulders y que contaba con el aval de su paso por Wintherthur y Varsovia. La proyección del cortometraje contó con la presencia de su director, quien nos habló de los orígenes del corto, pensado como carta de presentación para poder entrar en la escuela de cine y con el particularismo de que varios personajes están inspirados en personas reales, salvo que cambiándoles el sexo. Así por ejemplo, la protagonista se basa en un amigo de Smulders que también trabaja en un lavadero de coches. Se trata de una cinta cruda, que ya desde su primera escena marca un tono áspero y sórdido definido por la relación de la protagonista con su padre discapacitado y su trabajo en una empresa donde no está cómoda y se siente acosada por su jefa. Smulders genera una atmósfera asfixiante, turbia y poco esperanzadora, que sólo tiene como válvula de escape una secuencia onírica en la que el cineasta se permite representar el mundo interior de su heroína, así como los verdaderos sentimientos de ésta hacia su padre. Con un excelente trabajo interpretativo por parte de la actriz principal, un cuidado trabajo de fotografía y una puesta en escena concisa y contundente, “Tex” supuso un broche de oro al cierre de la sección oficial a concurso.