“Mambo” T1x03. Love Kills

“El amor mata”. Ya lo decía Freddie Mercury allá por 1984 con aquel single en solitario utilizado en la banda sonora de Giorgio Moroder para la restauración de “Metropolis”. En el tercer episodio de “Mambo” se lo toman al pie de la letra y David Sainz y Aarón Gómez nos desvelan un nuevo trauma del pasado de Gustavo. La pareja de primos sigue a la búsqueda del éxito y en su camino de baldosas amarillas se van cruzando nuevo personajes, desde Angelito (Álvaro Pérez), el matón del barrio antiguo, abusador de Gustavo y ahora reconvertido en guardaespaldas de la pareja, hasta Juanan (Juan Amodeo), sobrino del manager Toni y director de videoclips (¡con dos selecciones en festivales de cortos!) o el presentador de un programa radiofónico de misterio (Manu Sánchez).

Argumentalmente, el tercer episodio de “Mambo” nos ha parecido inferior al capítulo anterior, dejando más bien una sensación de pieza de transición con lo que va a venir. Ni las referencias al sector audiovisual y el endiosamiento de algunos “filmmakers”, ni los problemas con las mujeres de Gustavo, aunque divertidos, nos han parecido especialmente ingeniosos. En este sentido volvemos a tirar de clichés y gags repetitivos, siendo el elemento que más nos ha gustado la presentación del personaje de Angelito y su reconversión en protector de Gustavo. Una vez más, los gags más destacados vuelven a estar en los números musicales. Si bien “Rollo Underground” reitera temáticas de algunos de los temas de los episodios anteriores, “Cani Viejo” nos pareció sublime, y tanto “Paranormal” como “Arpegio de Amor” (ambas destinadas a los créditos finales) son también dos aportaciones fantásticas al catálogo musical de la sketches que en la parte musical, quizás de ahí que nos haya resultado tan irregular. Tampoco a nivel visual destaca este tercer episodio. Volvemos a una puesta en escena meramente funcional, sin grandes virtudes a nivel de planificación o montaje. La reducción de presencia de números musicales durante el metraje del episodio también rebaja el juego metalingüístico de la serie.

Este tercer episodio se convierte, por lo tanto, en el más endeble de lo que llevamos de webserie, resultando más interesante por su final abierto y por lo que anticipa de futuros episodios, que por lo que narra en sí mismo.