“Mambo” T1x06. Ternura

 

Durante aproximadamente mes y medio los primos Mambo nos han tenido pendientes de sus desventuras y sus sueños de fortuna y gloria. El pasado miércoles 13 de diciembre cerraba la primera andadura de la webserie con un episodio que buscaba ser explosivo por su naturaleza acumulativa, tanto de canciones como de reencuentro con gran parte de la fauna que nos ha ido acompañando a lo largo de los anteriores cinco episodios. En nuestra opinión, las ambiciones de este fin de temporada no acaban de concretarse del todo, sin embargo, en lo fundamental sí consigue lo que se propone: divertir y emocionar a su público, cerrar las líneas argumentales planteadas y dejar la puerta abierta para una segunda temporada.

Tras el cliffhanger del quinto episodio, nos encontramos con un recurso de falso documental para hacer un barrido rápido por diferentes acontecimientos. Es una propuesta eficaz a la hora de poder mostrar el devenir de varios personajes y dar ritmo al arranque del capítulo. Toda la parte de la evolución de la relación romántica y profesional de Gustavo y Candela (con dardos envenenados a algunos modelos de grupos musicales donde la chica acaba acaparando demasiado la atención, escenificados con el grandioso tema “Yo y Yo Misma”), el proyecto de serie de Tony o el rencor de Julio hacia Gustavo en formato discográfico (de nuevo ejemplificado con otro de los espléndidos números musicales de este fin de temporada, “Te Odio, Gustavo”) contienen un nivel de hilaridad fantástico. Desgraciadamente, tras un principio tan prometedor, el episodio pierde fuerza y se diluye en su parte central.

El reencuentro de Gustavo y Toni o la reaparición del fan de Julio bajan el listón del humor y rompe con el ritmo del capítulo. Por fortuna, esto es sólo un bache y se consigue remontar la situación a tiempo para la despedida final. Curiosamente, lo que logra esta recuperación es un elemento hasta ahora siempre constante en la serie, pero en un plano muy discreto, la ternura. “Mambo” siempre nos ha dejado entrever que la relación de los dos primos no se basaba únicamente en el partido que podían sacar uno del otro, de su naturaleza de fracasados o por meros lazos de sangre, sino que efectivamente existe entre ellos un verdadero afecto, aunque ambos se empeñan en derruir sus pilares a base de engañar o decepcionar el uno al otro a lo largo de cinco episodios. Esa ternura empieza a reclamar su espacio a mitad del capítulo con la canción “No Estoy tan Mal” y adquiere por fin rol protagonista al final del episodio con “Colegas”. Es con esta entrada triunfal de la ternura, que la serie consigue finalmente y de manera definitiva conquistar el corazón del espectador.

 

Llega, por lo tanto, el momento de la despedida y de la recapitulación final. Hace un mes y medio, con el debut de “Mambo”, hablábamos de las expectativas que había hacia la producción, basadas principalmente en la reputación de sus dos protagonistas, David Sáinz y Aarón Gómez, aunque también comentábamos la necesidad de romper con la zona de confort e intentar aportar ingredientes novedosos y cierta ruptura con los elementos recurrentes de sus trabajos previos, algo que creemos que sólo se ha producido de manera tímida. Desde luego, la webserie ha demostrado ser un producto ambicioso y grande, con un gran esfuerzo sobre todo en el apartado musical, con un conjunto de canciones sobresalientes y fuente de los momentos más ingeniosos e hilarantes de los seis capítulos. También ha dejado algunos secundarios maravillosos, como es el caso de Toni (David Pareja), la psicóloga suicida (Lucía Hoyos), Angelito (Álvaro Pérez) o Candela (Sofía Privitera), y diálogos desternillantes. Sin embargo, ha sido también una serie con un desarrollo irregular, que ha sabido ir creciendo con el paso del tiempo, pero que deja atrás episodios pobres como el piloto o el tercero.

Apreciamos en el conjunto de la serie la necesidad de una organización narrativa más sólida, con un arco argumental mejor armado y en el que cada entrega realmente contribuya a un desarrollo de personajes y de historia. Da la impresión de que la anécdota domina sobre el argumento, lo particular se impone sobre lo global, el sketch sobre la narración, lo que hace que en el momento de ver el capítulo, éste pueda resultar ingenioso y entretenido, pero puestos a analizar el conjunto de la serie, ésta cojee con un desarrollo que avanza a trompicones. También consideramos que, de cara a una segunda temporada, la serie necesita de una realización más férrea que realmente sea capaz de ampliar el componente narrativo del producto. David Sáinz es, sin duda, un artista polifacético en su triple función de actor, guionista y director, pero ésta última es la pata más débil y, fuera de lo que han sido los números musicales, en nuestra opinión, ha tenido encorsetada a una serie que, desde el principio, reclamaba un mayor despliegue visual. Pese a esto, podemos decir que “Mambo” se despide con la cabeza alta y con nota, pero aún tiene mucho espacio de crecimiento y de mejora y esperamos que esto se pueda materializar en una segunda temporada.