Variedad de propuestas canarias en el 18º FICLPGC | Jornada 3

En este 18º FICLPGC la sección canaria ha sido muy amplia en cuanto a número de propuestas; en total 14 cortometrajes y cuatro largometrajes a concurso y tres películas fuera de concurso (si contemplamos El pintor de calaveras entre ellas). Quien hay disfrutado de todas estas pieza habrá asistido a una auténtica muestra de lo más interesante que se ha realizado en el cine local durante el último año; eso sí, con algunas ausencias. En cualquier caso, durante la jornada del domingo se completaron las proyecciones de la Canarias Cinema con su segunda sesión de cortos, el documental Telúrico de Sergio Morales y Ulises A. Morales y la llamativa Apocalipsis Voodoo de Vasni J. Ramos. Sesión completita a la que también añadí el largometraje chino de la sección oficial Ash de Li Xiaofeng.

De la película de Xiaofeng destacaría fundamentalmente el tratamiento fotográfico que se recrea en espacios prácticamente vacíos y el uso particular de analepsis a lo largo de toda la película. Sin duda, el principal valor de Ash es cuestionar la naturaleza criminal de una serie de hechos de máxima violencia y asesinatos que construyen el argumento del filme. Sin embargo, pese a que la propuesta cuenta con una puesta en escena sobresaliente y una realización formidable, existe un cierto abandono en el personaje del policía que investiga los casos y una alta dosis de violencia que desde una visión occidental resulta agotadora e injustificada.

Ahora sí, es el turno del cine canario. Los cortometrajes de la segunda sesión fueron en su conjunto más interesantes que los de la primera, quizá porque personalmente descubrí más títulos en esta sesión que en la otra, o porque el conjunto de la selección resultaba más atractiva. Sea como fuera, tras el apagado de luces y la metralla de anuncios el primer corto en proyectarse fue Clavijo, tu amor pieza que Amaury Santana realizó como encargo para la Bienal de Lanzarote con el motivo de la obra del escritor vanguardista Agustín Espinosa Lancelot 28º-7º. Resulta curiosa la enorme diferencia entre la propuesta que planteó Macu Machín para este encargo y la de Santana; en el caso del segundo se articula por medio de un representación teatral donde lo más llamativo se encuentra en la revelación de los personajes a su destino. Sin embargo, la pieza plantea una duda sobre qué ofrece el aparato cinematográfico a este ejercicio.

Fotograma de «La muñeca rota» de Daniel León Lacave

La muñeca rota de Daniel León Lacave resultó ser una película muy correcta. Personalmente tenía muchas ganas de ver la pieza del grancanario en la que desarrolla una crítica contra los trabajos de explotación infantil. La ubicación de la acción en una fábrica china plantea la temática desde una posición de cierto cliché que lejos de ofrecer una interpelación al espectador occidental le recuerda que aquella realidad existe. Sin embargo, pese a todo, y aunque quizá la cinta hubiera tenido mayor interés si aludiera a nuestra sociedad de manera aún más directa –hasta hace muy poco en España la explotación infantil era algo, cuanto menos, normalizado- La muñeca rota es un corto implacable que demuestra la buena labor de Lacave al otro lado de la cámara y el buen trabajo del departamento artístico que consiguen recrear en Gran Canaria el ambiente chino. La película, en cualquier caso, se proyectó por error en una versión no definitiva; habrá que ver esa edición final para juzgarla más propiamente.

La pieza más “especial” de la sesión fue el corto profesional elaborado por la Escuela de Cine Infantil y Juvenil Cámara y Acción que dirige Rosa Escrig y en el que participaron, además de los alumnos, profesionales del sector como Óscar Santamaría o Cris Noda. Morir en el intento responde perfectamente al arquetipo tradicional de un cortometraje: una historia breve, resultona, con algo de humor, y estéticamente llamativa. Hay que decir que la propuesta es muy interesante por cómo enfrenta su protagonista preadolescente una enfermedad terminal. No obstante, aunque el ejercicio es correcto no deja de ser una pieza cuyo interés no va más allá de su historia. Es, eso sí, un proyecto fantástico por su naturaleza didáctica hacia los alumnos de la escuela, y una muestra más de la necesidad de acercar el cine a la sociedad desde las edades más tempranas. Por otra parte, resulta curioso el parecido que hay entre una de las escenas de carácter onírico y el planteamiento que realizaba Cándido Pérez de Armas en MinAa.

Por su parte, Insight, dirigido por Hugo Herrera González, es un relato inteligente protagonizado por dos chicas que recrean de manera alegórica el azar al que se enfrenta la humanidad tras su desnaturalización; una película muy interesante a la que quizá le sobra algún momento que exagera el propio universo de realidad en el que se enmarca. Llamativa fue la propuesta de Miguel A. Mejías Nocturnos, que fue presentada por el actor Niklas Schmich al encontrarse Mejías rodando su primer largometraje La viajante. Nocturnos consigue con tres localizaciones principales, un reparto escueto y un par de líneas de diálogo construir una cinta un tanto enigmática en torno a la idea del voyerismo, el sexo y la naturaleza que desencadena la acción dramática; una película sencilla pero muy bien ejecutada que alimenta la curiosidad por conocer cómo se moverá su director en el terreno del largo.

Fotograma de «Insight» de Hugo Herrera

Finalmente, la sesión de cortometrajes se completó con Nouvelle Cuisine de Manuel Reyes Halaby, y Plus Ultra de Samuel M. Delgado y Helena Girón. El corto de Reyes Halaby fue la única película de animación de la programación canaria; un ejercicio simpático, de gran habilidad técnica y un humor particular que conecta muy bien con el público. Llama la atención el diseño de los personajes donde aparece una identidad propia, eso sí, marcada por ciertos rasgos de la animación tradicional occidental que han impuesto algunos estudios. En cualquier caso, no es la primera vez que un corto de animación realizado por un autor canario sorprende; se echa en falta más proyectos de esta línea, e incluso, ojalá, que algún largometraje en el futuro.  

Plus Ultra, que resultó ser el corto premiado por el jurado de la Canarias Cinema, reflexiona sobre la historia nacional para desmontar la idea de gloria que se esconde detrás de algunos episodios como el de la conquista de territorios como Canarias. La propuesta de Delgado y Girón prescinde del diálogo y articula su discurso a través de una serie de representaciones alegóricas en las que el aparato cinematográfico se expresa hasta sus últimas consecuencias. Lo complicado de Plus Ultra es trazar una lectura al no existir un hilo narrativo clásico; sin embargo, la construcción de imágenes ofrece al espectador el espacio perfecto para la interpretación –por ejemplo, encontramos una batalla entre los social y humano y la naturaleza en la imagen de los hombres que intentan transportar un objeto por una ladera casi imposible; también existe una imagen sobre el asedio y la sangre en el rostro de una de las mujeres que mancha su boca y sus manos comiendo un fruto rojo (me recuerda mucho a la imagen de Saturno devorando a su hijo)-. De esta manera, y siguiendo con la apuesta técnica de emplear grabación y revelado en celuloide (16mm), Samuel M. Delgado y Helena Girón continúan trabajando en la creación de un verdadero cine-arte que se proyecta tanto en cines como en museos, y en el que el componente principal es el uso formal de la imagen y su experimentación.

Por último hablaré de los dos largometrajes que completaron esta sesión: Telúrico y Apocalipsis Voodoo. Voy a ser sincero. Antes de enfrentarme a estas dos películas tenía unas perspectivas no muy favorecedoras; de la primera por algunos comentarios y el desánimo que me dejó la propuesta expositiva de la anterior película de Sergio Morales Estación Andamana, del largo de Vasni J. Ramos porque su propuesta homenaje al cine explotation o a las buddy movies resultaba dirigida a un público al que no pertenezco. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, uno se equivoca y descubre, en este caso, que ambas películas presentan elementos de interés.

Fotrograma de «Telúrico» de Sergio Morales y Ulises A. Morales

Sobre Telúrico de Sergio Morales y Ulises A. Morales destacaría su significativo logro y descubrimiento al jugar con los límites de la ficción y el documental. La propuesta de los Morales pretende trazar un discurso sobre la preservación de la identidad cultural canaria a través de una serie de encuentros con gentes de El Hierro. Sin bien es cierto que esa intención por registrar una realidad que pronto se verá definitivamente extinguida queda relegada a un segundo plano, lo más llamativo de la película se encuentra en el uso de una pareja de actores como vehículo para la construcción del hilo narrativo y de la construcción de las distintas entrevistas. Este enfrentamiento entre el ejercicio de ficción e interpretación que realizan Kevin Sánchez y Zuleima Valido con la propia realidad descubre, casi por accidente, un elemento mágico entre el cruce de la ficción y la no ficción: lo real determina y modifica el objetico ficticio al mismo tiempo que la realidad se ve condicionada, sin saberlo, por un elemento al que es ajena (los entrevistados desconocen que Kevin y Zuleima son actores que interpretan un papel). Así, Telúrico ofrece algo innovador a su propuesta que, por lo demás, presenta una fotografía un tanto pretenciosa, con momentos de un posmodernismo agotado –piénsese en los time lapses- y varios tirones de cámara, además de afrontar su temática desde una superficie que no sumerge al espectador hasta lo más auténtico de la tierra.

Apocalipsis Voodoo participó, igual que Bárbara Nadie de Ayoze García, fuera del concurso de Canarias Cinema; una decisión que carece, a priori, de cualquier justificación por los siguientes motivos: 1) Todos los largometrajes canarios se han programado en tres sesiones, por lo que no existe un argumento de horarios en la carta de programación; 2) Tanto Apocalipsis Voodoo como especialmente Bárbara Nadie ofrecen elementos formales en la concepción de sus propuestas que no les separa de la línea del Festival; 3) Introducir propuestas más ligeras como Raíces o Telúrico justifica la posibilidad de haber hecho partícipe en el apartado a concurso a estas otras dos cintas que también cuentan con logros y defectos. En cualquier caso, el Premio de Distribución Internacional Canary Islands Connection que fue dado a la película de Vasni J. Ramos evidencia el interés que esta película ha generado incluso sin participar en el concurso canario.

Lo cierto es que Apocalipsis Voodoo demuestra en primer lugar lo que ya era sabido por muchos: el enorme talento técnico de Vasni J. Ramos. Sin embargo, el largometraje evidencia además un enorme conocimiento formal del director al que se adivina una indigesta suma de visionados que hacen posible la construcción de una cinta homenaje al cine de explotation y los buddy movies tan inteligente y respetuosa como es Apocalipsis Voodoo. Con un presupuesto irrisorio de tan solo 40.000€ el cineasta tinerfeño ha conseguido levantar un largometraje de 94 minutos repleto de humor, acción, cientos de guiños cinéfilos, interpretaciones y efectos especiales ajustados a su propuesta y lo más importante, un guion que, aunque flaquea en algunos momentos, consigue que el espectador se olvide del tiempo y disfrute del entretenimiento que ofrece el filme. Da miedo pensar qué podría llegar a dirigir Vasni J. Ramos si las condiciones de producción fueran más ventajosas.  En cualquier caso, otro punto que destacaría de la película es la introducción de pequeños elementos comunes al imaginario cultural canario que ofrece, si cabe, un punto enriquecedor y auténtico a la pieza –uno de ellos es la referencia al Monte de La Esperanza, la introducción de un drago, los carteles de cerveza de los bares entre otros elementos que no interfieren en la construcción del universo de ficción de la película-. La programación de Apocalipisis Voodoo, aunque fuera de concurso, es prueba de una cierta madurez en la programación del FICLPGC que está sabiendo encontrar y destacar aquellas propuestas donde la línea autoral camina por senderos no comunes a su tradición programática. 

Fotograma de «Apocalipsis Voodoo» de Vasni J. Ramos